martes, 22 de junio de 2010

¿Quiénes son los masones?

Una Orden borrada de España durante 49 años, la represión y una propaganda agresiva acabaron con ella. Desde 1985, y rodeados de una leyenda negra que aún perdura, hasta nuestros días, están extendiendo su estructura de logias por doquier. Los masones. ¿Quiénes son los masones?, ¿qué hacen?, ¿a qué se dedican?, ¿qué hay de cierto en aquella leyenda negra?, ¿de dónde su secretismo?

Podríamos remontarnos a la Edad Media, a un monasterio germano, para alimentar la idea de los principios de la masonería. Allí, un grupo de hombres píos, fueron cultivados en materias elementales para la época como el conocimiento de las estrellas, las artes, la geometría, la física, etc. Podríamos creer que estos hombres fueron el germen de una hermandad de constructores. Constructores de catedrales y castillos, sistemas defensivos y góticos volúmenes. Canteros/constructores que enlazaron el conocimiento con el espíritu y las virtudes. En esa época, cuando todo estaba sujeto a un sistema feudal, al dominio de la Iglesia Católica, y existía la obediencia y pertenencia al sistema medievo-señorial, los masones (maçon en francés) disfrutaban, como hombres libres, que eran, de la libertad para viajar sin limitaciones ni sometimiento alguno. Viajaban de una logia a otras ubicadas en distintas ciudades o países, para prestar sus servicios y adquirir nuevas experiencias y conocimientos. Y hasta incluso pactaban sus salarios, algo inédito o poco habitual en la época.

Sus logias o talleres, donde se trasmitía este conocimiento, y donde se planificaba el trabajo diario de la obra, era un lugar seguro y apartado de toda intromisión. Con un especial celo mantenían en secreto aquellas enseñanzas que se iban transmitiendo sólo a los aptos, a aquellos que eran considerados dignos y fiables de recibirlas. De la misma forma, la admisión de sus miembros guardaba unas diligencias extremas y recelos propios. Se pretendía no enturbiar la avenencia y fraternidad existentes dentro del grupo humano. Su cometido, la construcción de castillos, catedrales, etc., se alargaba en el tiempo, y la relación existente entre sus miembros llegaba a ser entendida como de entre hermanos.

Muchos, entre ellos incluso masones, han querido ver, en esta Orden, rocambolescas reminiscencias de épocas tan lejanas como la egipcia o maya. Sólo son conjeturas, nada es demostrable. Incluso la masonería actual, nada tiene que ver con aquella que comenzará sus andanzas allá por el siglo X. Sólo quedan quizás dos elementos importantes: sus símbolos y su carácter iniciático.
Paralelamente a los inicios de la Burguesía, desaparece la necesidad de crear grandes sistemas defensivos, ya no son tan necesarios como en el pasado, las estrategias de guerra han cambiado; y por su parte, la Iglesia y el cristianismo aminoran gastos en catedrales y monasterios. Los masones “operativos” están avocados a la desaparición. Pero comienza a emerger otro tipo de masonería, la “especulativa”.

Existe una vasta teoría que mantiene la posibilidad que con la caída del Temple, en 1312, muchos de sus miembros recalasen en la Hermandad de los Constructores. Siendo reconocidos como tales, serían hombres libres para poder viajar por toda Europa y allende de sus fronteras. Los miembros no combatientes de esta Orden religiosa-militar, habían creado una extensa red socio-económica, quizás el primer sistema bancario europeo; así pues, tenían intereses que administrar y mantener. El propio rey francés, Felipe IV, impulsor de la disolución del Temple, mantenía una fuerte deuda con ellos. Por otra parte, los templarios, debido a sus largas campañas en Oriente y Tierras Santas, habían – con toda probabilidad – asimilado conceptos y culturas ajenas a la tradicional judeo-cristiana que imperaba en europa. Una nueva visión cultural más amplía, incluso, y por qué no, impenetrable y reservada sólo a los iniciados, como quizás los esenios. Ese conocimiento, llamémosle esotérico, y su ritualidad militar, es posible que fuese fundiéndose con la masonería con el trascurrir del tiempo. ¿Qué similitudes guardan las supuestas ceremonias secretas de la iniciación de la Orden creada por Hugo de Payens, y el ritual masónico actual? Toda una cuestión que divaga entre la hipótesis y la fantasía. Nada es demostrable.

Pero entonces, ¿dónde o cuándo se origina la masonería actual, la que conocemos como francmasonería?
La Gran Logia de Edimburgo conserva sus archivos completos desde 1599. En ellos se descubre el término “masones adoptados”, haciendo referencia a personajes de la alta sociedad – aristócratas del saber – que apasionados por el arte y las formas constructivas, eran admitidos en el seno de las logias. Es de señalar que esta nueva clase, era quienes financiaban los edificios religiosos y profanos. Entre ellos se encontraban mercaderes, abogados y miembros relevantes de la sociedad. A principios del XVIII, decrece de forma importante la actividad de este gremio, comienzan a desaparecer muchas logias. Para las construcciones de la época ya no es necesario el aporte del gremio de canteros y constructores. Ya hay nuevas técnicas y conocimientos, sobre todo proveniente de las academias de arquitectura italianas. Las logias comienzan a quedar en manos de estos “masones adoptados” y su actividad es más especulativa que operativa. Es entonces cuando, en Inglaterra, empieza a fraguarse las bases de la masonería actual, con las Constituciones de Anderson en 1723. De ahí a nuestra época, todo es imaginable: expansión.


¿Cuál es la finalidad de la masonería?
El jesuita Pedro Álvarez Lázaro la define como escuela del ciudadano, en su libro editado por la Universidad Pontificia de Comillas. Una proclamación de la razón, podríamos extraer de una de las publicaciones de Javier Otaola. Otros autores la describen como “una no desdeñable corriente de ideas”. Dentro de la propia masonería, hay quien la hace portadora de una filosofía educativa de la humanidad, como un vivero de ideas vanguardistas, capaces de vivir un presente pensando en un futuro. Las definiciones más oficiales la encuadran dentro de una filantropía esforzada hacia fines nobles.
Los masones, amigos de la razón y alejados de todo dogmatismo, estudian y debaten todo lo humano, apartando la religión y la política que al fin y al cabo son temas tan incendiarios como de difícil consenso. Muchas veces se ha tachado a la masonería de anticatólica, sin embargo, y dándole la vuelta a la tortilla, ¿por qué no plantear una posible tendencia antimasónica de la Iglesia Católica? Quizás al cuestionar o razonar, la masonería, los dogmatismos y las imposiciones, la Iglesia vea en ese hecho una amenaza. O quizás se deba al uso que se hace, de forma simbólica dentro de la Orden, de la figura del Creador o principio creador. La Iglesia puede llegar a observar, en la masonería, una concepción equivocada de la divinidad que choque con sus principios. En este caso se estaría encuadrando a la masonería como una religión; y puntualizamos y advertimos que no lo es. Pero es éste un tema digno para elaborar reflexiones más filosóficas e incluso teológicas. Así pues lo dejaremos para un foro más específico.

La política, ha sido otro de los estamentos en los que se ha ubicado a esta Orden discreta que no secreta. Y es cierto, ha habido y habrá políticos masones, igual que los ha habido y los habrá católicos, protestantes o ateos; o de uno u otro equipo de futbol, o de uno u otro oficio. Es de reconocer que no es mera coincidencia que la divisa enarbolada por la masonería, sea la misma que la de la Revolución Francesa: “Libertad, Igualdad, Fraternidad”. Y tampoco vamos negar la influencia que la masonería ha tenido en la Sociedad, creando ideas y corrientes. Sólo tenemos que buscar en Internet, y encontraremos gente ilustre entre los masones como son los casos de:

Antonio Machado
Diego Martínez Barrio
José de Espronceda
Baldomero Espartero
Isaac Peral
Miguel Cabanellas
Juan de la Cierva
Luis Daoiz
Giner de los Ríos
Francisco Milans del Bosch
Ortega y Gasset
Santiago Ramón y Cajal
Ramón Franco
Winston Churchill Alcalá Galiano
Mario Moreno (Cantinflas)
Wall Disney
Napoleón Bonaparte
Simón Bolívar
Alejandro Dumas
Henry Ford
Gerald Ford
Benjamin Franklin
Clark Garble
Wolfgang A. Mozart
George Washington
King Gillette
...

¿Cómo se organiza actualmente la masonería?
La masonería actual se agrupa por logias o talleres, compuestos por un número limitado de miembros, y estos a su vez se diferencias en tres niveles o grados (aprendices, compañeros y maestros), y pueden reunirse bajos diferentes ritos. Los más extendidos son el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, el Rito de York, el Rito Francés, el Rito de Memphis, el Rito de Emulación, y otros tantos que componen una pluralidad tan amplía como concepciones masónicas pudiera existir. Las logias a su vez se agrupan en Obediencias o Grandes Logias. En España, actualmente, y desde 1985, la masonería se está extendiendo. Aunque treinta y cinco años pudieran parecernos un tiempo importante para su expansión, las reticencias de la propaganda adversa aún tienen sus efectos. Pero los paradigmas, cada vez, se van partiendo con mayor celeridad. Faltaríamos a la verdad si admitiésemos que sólo hay una masonería o francmasonería como también suele denominársela. Hoy por hoy podemos distinguir varias corrientes. Dentro de nuestro país, las Obediencias que poseen mayor estructura de logias son la GLE (www.gle.org) y la GLSE (www.glse.es).


Los masones lo son por su propia voluntad. Incluso para pertenecer a una de sus logias deben pasar por una serie de pruebas, a modo de selección. A priori, nadie está excluido, pero se persiguen unas virtudes elementales, como por ejemplo no tener asuntos pendientes con la ley; ser libres, no estando sujetos a situaciones que coaccionen sus actos y pensamientos; y en algunas Obediencias se le puede llegar a exigir la condición de creyentes.
Entre sus obligaciones destacan la de guardar silencio sobre los tema tratados dentro de las logias; trabajar en su perfección interna; y cumplir con unos Estatutos Generales que no tienen mayor importancia que el del funcionamiento interno.

La propia masonería se define hoy como una asociación universal de índole filantrópica, filosófica y progresista. Donde se ensalzan valores como la búsqueda de la verdad y la moral, el estudio de las ciencias y las artes, la caridad, los deberes para con la familia, la tolerancia religiosa, pretendiendo mejorar la condición social del hombre mediante lazos de solidaridad y por todos los medios lícitos a su alcance. Legalmente, la masonería se configura como una asociación. Sus normas o estatutos están registrados, no son secretos, y su financiación tampoco lo es. Las logias y las obediencias se alimentan económicamente de las aportaciones de sus miembros, que no van más allá que la de cualquier club o carnet de fútbol.

Las pasiones que antaño pudieron provocar, estos herederos ilustrados de aquellos canteros medievales, han quedado diluidas. Los caminos de la francmasonería son más serenos. Todos los que se interesan y analizan las distintas corrientes masónicas y su universalidad, la estudian como una necesidad de sacralización al hombre en sí.
Muchos habrán sido, durante todos estos siglos, los equívocos y desviaciones de la francmasonería, pero los rituales iniciáticos han conservado su espíritu de sacralización que el mundo actual añora y comienza a valorar. Aunque fragmentados, hay grandes tesoros espirituales que descubrir en sus tradiciones por medio de su herencia simbólica y la pureza que guardan.

Los símbolos masónicos pueden convertirse, hoy en día, en una vía para hallar la obra oculta que reside en el corazón del hombre. Quizás convenga olvidar las voces poco displacientes y escuchar lo que los símbolos, que tanto nos ofrecieron en su día, nos quieran decir hoy. Afrontemos una realidad: que la Orden de los Canteros Libres ha superado la prueba de los siglos.