jueves, 30 de abril de 2020

Iglesias, el nuevo Lenin. Ideales para desangrar España.



Iglesias como Lenin practica una izquierda revolucionaria y de una rigidez dogmática asombrosa unida a la seguridad en sí mismo – quién no piense como él, está contra él y es un antipatriota –.  La palabra “patria”  la usa como propaganda ideológica. Y la sociedad actual más que ideologías necesita soluciones reales dentro de una gestión en el ámbito europeo y económico común. 

Su incoherencia es asombrosa, mientras critica a otros por el uso de la Bandera de España, se apropia de la palabra “patria” para definirla a su antojo y necesidades. Designa a otros como antipatriotas por tener sus ahorros en paraísos fiscales y recientemente se ha demostrado en juicio que estuvo cobrando de Venezuela en un banco de un paraíso fiscal.

Como Lenin se crece cuando sus seguidores lo encumbran en un sentimiento cuasi mesiánico. Es extremista en sus posiciones, y tolera mal a su oposición a quien  la encuadra como equivocada o malévola. No sería de extrañar que su talante violento, porque lo tiene, desemboque en la represión a sus adversarios políticos. Ya el pasado 29 de abril exhortó con aquello de: “Les aseguro que España y nuestro pueblo, una vez más, como en el siglo XX, se quitarán de encima la inmundicia que ustedes representan”.  Muchos han visto en esa alusión del siglo XX, las palabras de la Pasionaria a Calvo Sotelo: “Este hombre ha hablado por última vez”. Veintiséis días después, el político español fue secuestrado en su casa por la Guardia de Asalto al mando de un oficial de la Guardia Civil y vilmente asesinado por un socialista, guardaespaldas de Indalecio Prieto. 

Este odio que aún expele este tipejo que ha llegado a ser vicepresidente es peligroso para el sistema político, social y económico de España.

Lenin acabó con los derechos políticos de los ciudadanos y sus libertades. Éste, el Lenin español, junto con su perrito faldero, nos ha eliminado – como prueba o experimento – un derecho fundamental: el de la libre circulación por España y el de elegir residencia. Amparándose en la crisis del Covid19 nos ha eliminado el art. 19 de la Constitución, y esto no se puede hacer bajo un estado de alarma.

Como Lenin es un propagandista, y se jacta de ello, que con bulos o medias verdades y miedos quiere influir o manipular a la población. Recordemos aquello que frente a Educación o propaganda, él prefería propaganda.


Lenin promulgó la censura de prensa en aras de luchar contra la contrarrevolución.  Iglesias, en un Estado Democrático de Derecho, de la mano de Marlaska y con el consentimiento del Gobierno de Pedro Sánchez, o de forma colegiada han experimentado con esto. Ese es mi parecer y el de gran parte de la prensa española, a raíz de las declaraciones del General José María Santiago (Jefe del Estado Mayor de la Guardia Civil)  y de María Isabel Celaá. El primero manifestó: "estamos trabajando en minimizar ese clima contrario a la gestión de crisis por parte del Gobierno". Esto es cizallar la opinión contraria a la acción del Gobierno. Se ha podido verificar que el 15 de abril el Estado Mayor de la Guardia Civil emitió un escrito con esas instrucciones. Para corroborarlo, y hacer hincapié, la ministra de Educación y Formación Profesional se explayó diciendo: "No podemos aceptar que haya mensajes negativos, en definitiva falsos"; en definitiva, lo que es una crítica a la acción de gobierno – que es un derecho democrático – lo iguala a la falsedad, a su antojo, capricho o delirios enfermizos de una izquierda desbocada en sus exceso de saliva o baba. Lo que en manos de un gobierno y su retorcimiento se llama censura.

Iglesias, al igual que hizo Lenin, quiere transferir la propiedad privada al Estado, para después ponerlas en manos de sus amiguetes. Y por eso apela al art. 128 de la Constitución, sin antes haberse parado en el art. 33. Incluso quiere apropiarse de los ahorros de los españoles.

En la España de hoy, con Iglesias en el poder, está ocurriendo exactamente igual que en la Rusia de Lenin. Y quiero recordar que eso condujo al comunismo de guerra. Lenin buscaba el control político de la economía. Su frente era la burguesía, pero todo se le enquistó en el aspecto financiero y en su nula experiencia en cómo afrentar una nueva economía. Iglesias es sólo un teórico político, sin ideas ni experiencias de gestión, con la pretensión – y esta crisis le ha servido de catalizador – de intentar impulsar su enfermiza obsesión por apoderarse de los bienes de los demás (empresas y ahorros) para comenzar un nuevo sistema político desde el inicio, un nuevo régimen. Rompiendo el estatus quo que los españoles establecimos en el 78. Todo ello bajo el paraguas del miedo, porque es sabedor que la sociedad cede su libertad ante el miedo. Existe una máxima, que los políticos como él saben: El pueblo a mayor sensación de peligro cede su libertad en aras de protección.
Pero Iglesias se encuentra con una UE no muy a favor de sus ideologías, de sus métodos económicos, de su ruptura de Derechos, de su concepto de libertad; continuar con sus intentonas sólo nos puede conducir a un aislamiento, al comunismo de guerra.



Con las amenazas realizadas a adversarios políticos – convirtiéndolos en enemigos –, con las amenazas de expropiaciones a los empresarios y ahorradores, a la prensa, insistiendo en las injerencias en las decisiones del Poder Judicial, su deslealtad para con el Jefe del Estado y la Constitución, su inclusión en asuntos del CNI, etc., a este individuo sólo le queda formar, como en la II República, su guardia pretoriana – la Guardia de Asalto – y reestablecer nuevamente las Checa para aplastar cualquier resistencia.

Su violencia es tal que se jacta de proclamar cómo se emocionaba – alegrándose – al ver a unos manifestantes dándole una paliza a un policía, o como entiende él las manifestaciones – de forma bronca y masculina –;  o cómo azotaría a una periodista; quizás por su atractivo o por sus criticas u opiniones, o como resuelve él las situaciones, a hostias, hasta partirse los nudillos. Este es Pablo Iglesias. Sin duda, me resulta un ser violento, inapropiado para este país y esta sociedad. Inmundicias de esta catadura sólo tienen cabida entre los reaccionarios, violentos y escasos de luces que se dejan embaucar por este personaje de triste figura.


La vida nos enseña que por muchos estudios que tengas, tienes que demostrar tu talento y valía. Este señor es un mero adjunto que daba clase cuando el Catedrático de turno no podía. Detrás de él estaba el bedel de la facultad, él no tenía más responsabilidad que un administrativo. Su único mérito ha sido embaucar con populismo a una masa que cada vez cree menos en él. Y si quiere apuntarse cosillas…, dejémosle Bolivia y Venezuela.

Practicar con políticas comunistas no es un buen ejercicio para nuestro país. No han dado resultado en ningún lugar (la URSS, China, Cuba, Venezuela…). Dudo mucho que España necesite esto, ni creo que los españoles estemos para experimentos de teóricos sin ideas.

Esta pandilla de Podemos solo ha jugado con quien ha podido. Desde mi percepción es un simple camorrista, aventurero de la política que con su caterva de colegas ha venido – como cualquier extremista -  a calentar el ambiente, enrarecerlo, formar broncas, sacar el máximo provecho y obtener réditos para sus arcas. No es de más pelaje el borrico.

De PolíticaTM

lunes, 27 de abril de 2020

No a los dictadores demócratas



A algunos y algunas, según la incoherencia lingüística progre de moda – que no me da la gana usar –, se les llena la boca con la palabra “democracia”, cuando no saben usarla, defenderla, exigirla o – peor aún – definirla. De nada valió aquella lucha de muchos en aras de libertades, y sangre derramada, por más que ahora proclamen su memoria histórica a boca llena. Falsedades, mentiras y borrado de conciencia como Pilato, o bien odios ya injustificados.


Con esto del COVID19 me he dado cuenta que a nivel mundial, por encima de constituciones, leyes y derechos la democracia es una mierda. Sí, esa es la expresión, una mierda. Porque la hemos prostituido, y seguimos revolcándonos en el lodo de nuestras miserias.  El pueblo – me da igual el país que sea  que tanto pregona valores como libertad, democracia(1), derechos fundamentales…, con el simple atisbo de peligro o incertidumbre cede todos sus fueros por un trozo de sensación de protección, o por una mísera limosna (reconozco que es la única opción que muchas personas ven para sobrevivir). Existen otros valores y cualidades en nosotros, aunque a veces no nos interesa ver más allá. ¿Dónde queda aquel Plus Ultra?

Pocos han sido los que han visto y alzado la voz por la vulneración de sus derechos – aleccionados de forma  subconsciente por la carente mayoría de edad  política y/o la escasa responsabilidad –. En España han vulnerado nuestros derechos constitucionales(2), nuestros derechos fundamentales (art. 19 de nuestra Constitución, entre otros) y borreguilmente hemos seguido el dictado (yo digo, tú escribes; yo mando, tú obedeces).

He visto como gobernantes democráticos nos han mentido o no nos han dicho toda la verdad que merecemos – ya que el poder que es nuestro, lo habíamos confiado en ellos –; y otros pusilánimes, por miedo, han seguido el juego "parlamentario". Toda una estafa democrática. Se comienza por las mentiras, se sigue con los excesos, las posturas autocráticas y llegamos a los gobiernos tiránicos.

De ahí a que llegue alguien que se erija como defensor de los derechos de la plebe, sólo hay un paso; y ya tenemos al salvador de la patria, al dictador que esperábamos(3).

Paradójicamente, el lema de mi país – que muchos desconocen – es Plus Ultra, y yo lo adopté como mío a los diecisiete años en un beso. Con él aprendí a romper todo Non Plus Ultra y que Hércules no era un dios. Aprendí a ser dinámico en mis ideas sin anquilosarme en los típicos o en los tópicos, en simples palabras como democracia y en los parabienes de ésta, en lo socialmente correcto o en lo que muchos esperaban de mí y yo debiera cumplir para satisfacerlos. Mas pensé que horadar las condiciones impuestas era un trabajo para mis propios fueros y libertades.

Esta noche he llorado, no de impotencia, sino de vergüenza ajena.




jueves, 23 de abril de 2020

Me sobran políticos.

Los cobardes agonizan muchas veces antes de morir… 
Los valientes ni se enteran de su muerte (Julio César)




Vivimos en el 2020, donde debiéramos haber dejado atrás a lacras tan repugnantes como el fascismo, el marxismo o el leninismo (extensión del segundo, pero con más mala leche) que tanto mal hicieron al mundo, y tantas muertes generaron. Debiéramos haber superado la esclavitud de la prostitución, pero que va, sigue aún ahí en nuestros días, incluso hay periodistas sin pundonor que se venden a ambos lados por un trozo de pan, un plató o un trato de favor del político de turno que con dádivas de lo ajeno compra voluntades.
 
La política siempre la vi como el bello arte de lo social, de esa entrega desinteresada por el bien común. ¡Qué ingenuo! En España, vuelven a aparecer los incendiarios, como aquellos de la 2ª República, o los hi de putas que decidieron los cantones que tanto enfrentó a pueblos, comarcas y provincias. Una época, convulsa y de guerras, que supuso la vergüenza de esta Nación. Fueron políticos sin ideas de progreso que sólo pensaban en enrarecer la opinión del Pueblo para obtener su rédito. Sí, y digo que son incendiarios porque son ellos, los políticos, los que crean las rencillas, los odios, y las guerras. Un médico, un taxista, un carpintero, un mecánico, un arquitecto…, no forman las guerras; suelen vivir en la paz de sus trabajos y en el disfrute de sus familias. Los políticos, esa “casta”, que vive del sudor y el esfuerzo de los demás que su cometido no debiera ser otro más que gobernar el interés general, para crear la felicidad de quien le otorga ese don del poder, se están convirtiendo en un estorbo para la paz. Aún existen algunos dignos, con una dignidad intacta, pero en peligro de extinción por la ambición de sus aparatos de partido.

Quizás una guillotina – como pasó en Francia – hace siglos hubiese disuadido, hoy día, a muchos aventureros de la política que vienen a incendiar, y suelen vivir de los demás. Quizás nos sobren políticos y después de que esto – de la pandemia   pase, el Pueblo deberá rebelarse y echarlos a todos como al gallo de Morón, sin plumas y cacareando. Mucho me temo que con el tiempo el Pueblo se harte de ellos y ocurra como en Roma, que prescindamos o le quitemos importancia al Senado y focalicemos todo el poder, en alguien que se erija como defensor de los derechos de la plebe. Así que cuidado con las mentiras, las posturas autocráticas, los excesos y los gobiernos tiránicos.

– Me joden los profetas – fue la expresión de un antiguo amigo, hermano en el trato, cuando tiempo ha ocurrió lo que se expuso con antelación. 


Pero no soy profeta, sólo atiendo a la historia, y ésta a veces, sólo a veces, se repite. 

El que pueda entender que entienda; el que no que siga en su error.


De PolíticaTM

miércoles, 22 de abril de 2020

¿Quién dice que en Sevilla no habrá Feria este año?



Decía mi abuelo que “la Feria de Sevilla, era el orgullo del sevillano y la alegría del mundo entero; donde lo mismo se divierte el pobre que se luce el millonario”.







“¡Qué mal rayo te parta!”, o “en gorrión te conviertas y en manos de niños te vea” ¿Cuál de las dos maldiciones gitanas quieres?

¡Pues claro que habrá feria!




Ni el enjuto de Marlaska, con su pinta de malpario, ni su Santi cotilla que husmea nuestras redes podrán quitarme que viva la Feria.




Por si quieren espiarme, el domingo tengo almuerzo con pescaito, manzanilla y la mejor compañía, y por la tarde voy a los toros – y eso que a mí no me gustan –, pero por rebeldía y por joder, voy. ¡Que me he sacao el abono de toa la Feria!

Y el miércoles, por la noche, ¡también voy a la Feria! ¿Te vienes?

Ah…, y no voy a dejar atrás el chocolate con churros al amanecer del sábado de Feria. Y bailar, voy a bailar, le pese a quien le pese, y lo digo por ese malaje con coleta que ya gritó – porque él lo dice gritando y enfao – que si gobernaba nos quitaba la Semana Santa. Espero que la gente haya escarmentao y no lo voten más. Porque éste es de los que piensan que la Feria es para la élite, menua casta la suya.

Voy a sudar manzanilla por los poros, manzanilla sanluqueña,  de esa mariconá de rebujito, ¡manzanilla!, manzanilla de Sanlúcar.




Y los buñuelos de esas gitanas de la placita que se adorna en Manolo Vázquez, ¡que no falten!

Así que Sevillanos tós, ¡hay que rebelarse y hacer lucir nuestra Feria y el Alumbrao!, que ni el malaje coleta, ni el pasmao de Sánchez nos quiten la alegría de una Feria que se asoma al Guadalquivir para anunciarle a Dos Hermanas y Jerez que preparen la suya que pa´yá vamos.

Y tú, Fernandito Simón, queate en tu casa, pájaro de mal agüero, no nos traiga ese mal vagio con el que nos espeta los días.

Yo prefiero gritar aquello que un día escribí:

¡Es primavera!, y Sevilla se altera. Y mi amor por ti estalla en lúcida mañana de Ramos o en mediodía de enganches de caballos. ¡Vente, vente niña, conmigo a la feria! Que los bordados mantones, los vestidos de volantes en grana y verde, los farolillos y las castañuelas, las borracheras y las luces del real; no podrán con la luz de tu cara repleta de alborozo y reflejada en albero de feria. Porque tú eres el ángel que con su luz iluminas la estrella que guía la vida del que escribe y espera.

 Así pues ¡Sevillanos! nos vemos por Costillares, Pascual Marquez, Chicuelo o Gitanillo de Triana. En esta última estoy yo, al final, casi lindando con la calle del infierno, en “Los de Don Bosco”. Manzanilla de Sanlúcar, finito de Jerez, pescaito frito al más puro estilo sevillano y el adobo más rico que jamás hayas probao, alegría trianera y ganas de pasarlo bien.




¡Sevillanos…!, ¡nos vemos en la Feria, toa llena de albero!

martes, 21 de abril de 2020

Diferencia entre bulos, populismo y ser un hijo de puta.



Esta aportación será muy breve y concisa. Veremos las diferencias entre un bulo, el populismo y ser un hijo de puta (en su ascensión peyorativa por lo indeseable del individuo o  individua).

Pongamos ejemplos significativos. Un bulo se  daría al manifestar que el Gobierno de una nación está forzando una situación de pandemia ficticia para establecer un estado bolivariano, porque un presidente de gobierno ficticio  de una nación ficticia  está coaccionado por un miembro de su gobierno, debido a los dineros que ambos han recibido de Venezuela. 
Esto es una noticia falsa lanzada con el fin de dañar a alguien. Aunque a algunos ya les gustaría que esto se pudiese probar. Esto es falso y es a lo que llamamos bulo.


Populismo se daría en el supuesto que se lanzase la siguiente noticia: 

"Los verdaderos héroes de nuestro país son los que se están dejando la piel y la vida por la nación: éstos, los sanitarios (incluyo enfermeros, limpiadores, médicos, enfermeras, farmacéuticos del ámbito hospitalario, auxiliares, etc.), en reconocido hecho, no podrán cobrar – desde hoy –  menos de 3 veces el salario mínimo interprofesional. Y los políticos, dada la afección a la voluntad popular han decidido cobrar sólo el salario mínimo interprofesional, sin especies, dietas ni leches". 

Esto lo aplaudirían muchos españoles, aunque sólo hablamos de un país ficticio; aquí sí que habría aplausos, no los "orquestados" intencionadamente todos los días a las 20:00h. Esto es populismo puro y duro. Todos sabemos que muchos sanitarios no van a ser ni siquiera reconocidos, y que los políticos seguirán siendo los nuevos señores feudales de nuestra época "democrática". A algunos, incluso el pueblo ya los ha bautizado, como el caso del marqués de Galapagar.



Ser un hijo de puta, es… Es un taco o insulto muy español. Viene a definir a una mala persona. Convendrán conmigo que siendo una expresión soez o un vulgarismo, muchos lo hemos dicho y referenciado en alguna ocasión. Revisando algunas sentencias judiciales españolas, no fue considerada la expresión como insulto legal.

Ser un hijo de puta sería convencer con una idea ilusoria a la gente, y después de conseguido su objetivo hacer lo contrario. 

Otro ejemplo muy ilustrativo sería aquel que critica a una élite, y apoyado por los que creen que piensan como él, es encumbrado a esa élite por el colectivo de apoyo, y se queda en la élite tan pancho el “hijo de puta”. Eso es ser un hijo de puta.

O decir lo que no hará, que es lo que todos quieren oír por motivos ideológicos, y alcanzar su objetivo e inmediatamente hacer todo lo contrario, secuestrando la voluntad de todos; eso es ser un hijo de puta

Otro ejemplo, para que quede claro: ante una catástrofe no tener el más mínimo ápice de condolencias, cercanía o empatía con los afectados. Eso es ser un hijo de puta, bueno…, además de ser un psicópata.


-¡Oh hi de puta, bellaco, y cómo es católico! 
-¿Véis ahí -dijo el del Bosque en oyendo el hi de puta de Sancho- como habéis alabado este vino llamándole hi de puta? 
-Digo -respondió Sancho- que confieso que no es deshonra llamar hijo de puta a nadie, cuando cae debajo del entendimiento de alabarle. Pero, dígame, señor, por el siglo de lo que más quiere: ¿este vino es de Ciudad Real?   
(Breve extracto de El Quijote)


¡Curiosidades!, los seguidores extremistas de un hijo de puta, no son "hijos de puta", son - con perdón del animal y los animalistas de turno - unos borregos.

De PolíticaTM

lunes, 20 de abril de 2020

Bulos gubernamentales.



Hoy sin pelos en la lengua, Manolo Jigato. Mecánico, electrónico e  informático de formación, ha ejercido la electrónica y la informática; empresario, escritor, coach ejecutivo, consultor empresarial (ejerce), y hoy crítico con el Gobierno de España. Se opone de forma radical al confinamiento dictado por el COVID-19.

 ¿Qué opina del confinamiento que estamos padeciendo debido al #COVID-19? 
 Éste es el gran bulo del Gobierno, entre otros. En el RD 463/2020 no se menciona la palabra “confinamiento”. Es un término que usan en redes sociales y en medios de comunicación para convencernos. A base de mucho repetir, te crees las cosas.  
     Pero es una medida necesaria para combatir a este virus, ¿no lo cree? 
  Hoy por hoy, el protegernos en casa es necesario. Si se hubiesen hecho bien las cosas, todo se hubiese minimizado. El confinamiento, en las circunstancias actuales, entiendo que es una ilegalidad del Gobierno que el resto de políticos están asumiendo por motivos que desconozco.  
  ¿Por qué es una ilegalidad? 
    Bajo un estado de alarma no se nos puede privar del derecho de libertad de circulación y libre residencia (art. 19 de la Constitución) que es un derecho fundamental. Para ello debieran aplicar el art. 55.1 que no se puede aplicar si antes no se aplica el art. 13 de la L.O. 4/1981.      Entonces, ¿el confinamiento? 
      Un bulo. 
     ¿Y las restricciones que se dictan en el RD463/2020? 
      Bajo mi punto de vista carecen de legalidad. El art. 11.a. (L.O. 4/1981), lo que dice es que se podrá limitar la circulación o permanencia en hora y lugares “determinados”, no In saecula saeculorum.   
     ¿Entonces? 
    Bulos y cosas mal hechas, típicas de un gobierno mediocre.  
     ¿Pero y los demás partidos políticos?  
   Habrá que preguntarles por qué se han tragado este vómito.  
   ¿Entonces incita a abandonar el confinamiento?
    Sólo digo que es ilegal. A la vez que es necesario quedarse en casa. Iker Jiménez se confinó mucho antes que el Gobierno actuase. Para legalizarlo deben dar un paso más.  
  ¿Culpa al Gobierno de tantas muertes? 
  ¿Culpa?, hay tantas culpas, pero como sociedad nos tapamos los ojos, los primeros culpables somos nosotros. A día de hoy, el Gobierno dice que son 20.852 las personas fallecidas, yo creo que son más. En todo el mundo han fallecido 165.939 personas. Nadie se pregunta cuánta gente muere por tabaco, por ejemplo. En 2017 el tabaco mató 3,3 millones de persona en el mundo; 52.000 muertes por tabaco en España. ¿Hablamos de culpas?, ¿cuánto ingresamos por impuesto por el tabaco? Impuestos que se usan para Educación, Sanidad, por ejemplo; ¿culpas?  
  ¿Quiere hablar de ello? 
  Estamos en la sociedad de los bulos y las medias verdades. El Gobierno dice que esto no lo vio venir nadie. ¡Miente! El 24 de febrero la OMS ya alertó de pandemia, y el Gabinete Sánchez-Iglesias tardó 19 días en hacer algo, y cuando lo hace lo hace mal. La OMS nos advierte que la salida son test, test, test y protección (mascarillas). Alemania se nos adelantó en las compras, fueron más ágiles que nosotros; Portugal y Grecia, con mucho menos presupuesto, nos ganan por goleada, por tomar medidas a tiempo. ¿Cuántas veces hemos oído a miembros del Gobierno y a su excelente equipo técnico decir contradictoriamente que es obligatorio el uso de mascarillas, por ahora no, luego sí, se recomienda, pero no…? ¿Hablamos de los test? Nos emborrachan con cifras, fechas, dimes y diretes para distraer la atención. Y luego nos venden “sus” éxitos cuando somos el país – hasta hora – con más muertes por habitantes. A esos se le llama propaganda gubernamental llenas de bulos.  
  ¿Saldremos de ésta, confía en la recuperación? 
  Seguro que saldremos, aunque no gracias a las virtudes de este Gobierno. ¿Puedo expandirme en la respuesta?  
    ¿Más…?; [hay una media sonrisa cómplice] puede. 
  El virus se vencerá por nosotros mismos y por la ayuda externa. Otra cuestión será la recuperación económica y nuestras libertades. Lo peor de todo, es que Sánchez ha vendido su alma y la credibilidad del PSOE al diablo. Las influencias retrocomunistas y de confrontación de la extrema izquierda no son las adecuadas para situaciones como estas. El bolivianismo de Iglesias no ha dado resultado en Venezuela,  ni en Bolivia, ni en Cuba; la URSS comunista desapareció hace 30 años, por su colapso económico.  Incluso en China,  hace años que giró hacia la economía de mercados.
Los empresarios crean empresas, las empresas crean empleos y sueldos, y éstos aportan impuestos que posibilitan la inversión pública. Que todo dependa del Estado es una idea trasnochada, caduca e infantil de mentes febriles sin puñetera idea. 
De PolíticaTM


sábado, 18 de abril de 2020

República, república, república...




A algunos políticos se les llena boca con la palabra república, a sabiendas de cómo acabaron las dos experiencias que tuvimos en España. ¿Es que los españoles no servimos para tener una república, o es que nuestros políticos no sirven para ello?

Lo primero que me asombra del español es lo pronto que nos aferramos a las ideas de otros y a las ideas que más se repiten, o a las del que chilla más.


 Sin darnos cuenta todos los políticos y los partidos, nos manipulan. Por ejemplo, de forma peyorativa usan la palabra populismo para atacar al adversario, cuando todos ellos lo practican, todos intentan atraer hacía ellos a las clases populares, con las herramientas que les haga falta. Veremos algunas en próximos artículos.

Por supuesto, todos mienten o dicen medias verdades, que también es mentir. El caso más claro es cuando se enzarzan en cifras, las dan de forma intervenidas para acomodarlas a sus intereses. El votante sólo va a percibir un impulso eléctrico positivo en un concepto neuronal, sin más sentido para la razón.


Y cuando se habla de extremismos, es un mero eufemismo. Se suele decir que VOX es la extrema derecha, y se le crea el paradigma de “mal o peligro”, sólo porque usa postulados que no son concebidos ni admitidos por la izquierda más reaccionaria.


Por su parte, UP (Unidas Podemos) se entiende como un extremismo de izquierda, incluso radical, revolucionario o antisistema. Sus postulados son inasumibles por la derecha más reaccionaria. Y por supuesto, esos postulados son inviables en la sociedad actual. Y esa es una afirmación del propio Pablo Iglesias (UP).

Ambos extremos no querrán llegar a confluencias porque son incapaces de innovar (introducir novedades para cambiar la naturaleza de algo), ambos son reaccionarios y no buscarán puntos en común.

Así que cuando me hablan de república, república, república; suelo preguntar:
¿Qué prefieres una monarquía parlamentaria, un sistema asambleario o una república bolivariana?

¿Qué entiendes por democracia?, ¿y por república? Llegados a es el punto, es donde comienzan los cortocircuitos de conceptos y matices. República no es equivalente a democracia, es algo que en España algunos desconocen, pero en nuestro país existe un complejo no asumido, con lo cual nos es difícil superar ciertos traumas o paradigmas. Quizás una cultura mediocre o no haber sido capaces, por nosotros mismos o por el impulso cainita de nuestros representantes políticos, de progresar en nuestras dos repúblicas nos tiene todavía en un limbo.

Tener una cultura política avanzada, y entender el ejercicio de la política como el bello arte de lo social es fundamental para saber decidir y que no nos engañen ni manipulen. Un individuo que decide por las ideas de otro, no es libre. Se somete al pensamiento de otro. Para ser libre, necesariamente se necesita formación y educación, conocimiento e historia. Alejándonos de los adoctrinamientos. ¿Entendemos ahora, uno de los motivos por los que los distintos partidos políticos, introducen tantas variantes en el sistema educativo?: por el adoctrinamiento.

Hay políticos que reclaman la república, evidentemente, no son tontos, ellos también quieren ser reyes aunque de forma eufemística. Otros que aun siendo republicanos se acomodan a la monarquía parlamentaria, y otros hasta – de forma popular – adquieren marquesados como el de Galapagar. También se ha oído entre la derecha quien ha llegado a decir – prefiero presidir la III República.


Quien haya leído el Quijote se habrá dado cuenta que Cervantes hablaba de la república, de la república bien ordenada. Hay un momento, donde  don Miguel hace una comparación exquisita con las abejas:

<<En las quiebras de las peñas y en lo hueco de los árboles forman su repúblicas las solícitas y discretas abejas, ofreciendo a cualquier mano sin interés alguno la fértil cosecha de su dulcísimo trabajo>>


Semejanzas: El ciudadano de a pie, es el que trabaja en cualquier circunstancia y avatar – en una peña o en el hueco de un árbol – para producir la miel – la riqueza de un país –; y luego la regalamos a cualquier mano inexperta, sin exigirles nada. Sólo basta, como decía mi suegra que “me regalen el oído”.

¿Somos lo suficiente exigentes con nuestros políticos?, ¿por qué de forma graciosa dejamos que usen nuestra miel a sus antojos, siendo el erario público de todos?

Quizás porque simplemente somos abejas. Aunque a veces nos confundamos o nos confundan con ovejas, producto de sociedades carentes de una adecuada cultura democrática o infantilizadas.


Por esta razón se dan todos los casos de corrupción que nos encontramos en nuestro país. Da igual el partido que sea o el político de turno que esté. Desde el PSOE de González al de Sánchez; del PP de Áznar al de Rajoy; y si hablamos de los partidos nacionalistas o las distintas autonomías tenemos casos para todos, incluso para los sindicatos. Y les seguimos perdonando y votando, les seguimos regalando nuestra miel. Nos olvidamos de la historia.


Es curiosa, también, la descripción que hace Cervantes más adelante, en la segunda parte de su obra:

<<La gente baldía y perezosa es en la república lo mesmo que los zánganos en las colmenas, que se comen la miel que las trabajadoras abejas hacen>>.  

El que pueda entender que entienda.


El político español, en parte, parece que viene con una marca de fábrica: te engaña, miente, no dice la verdad completa – que es lo mismo que mentir –, o intenta seducirte para luego hacer lo que le venga en gana.

Un ejemplo de nuestros días es Pablo Iglesias. Él no quería ser “casta” (lo dejo ahí, sin comentarios). Él quería que todo acuerdo fuese con luz y taquígrafo, con cámaras; cuando le llega la ocasión usa el mayor de los secretismos, la mayor de las opacidades. Critica la elección democrática de  Ana Botella como alcaldesa de Madrid, por el hecho de ser esposa de Aznar (expresidente en aquellas fechas); sin embargo a la menor oportunidad, cuando puede, exige un puesto de ministra para su pareja – Irene Montero –, y él se acomoda como vicesecretario de un gobierno donde el PSOE es mayoría. Menos mal que, dijo por activa y por pasiva, que él no gobernaría nunca en coalición.

O la perla de Sánchez cuando hace ver a todos los españoles que con Pablo Iglesias NO formaría gobierno, que no podría dormir, y a las pocas horas del escrutinio electoral, está pactando un gobierno y ofreciéndole colchón en Moncloa. Su trato con la prensa no ha sido de lo más transparente y democrático: ruedas de prensa sin opción a preguntas, o con preguntas preseleccionadas y preparadas, o el coqueteo del caso “Tezanos” para limitar la libertad de expresión y de prensa. Por no nombrar la forma en la que administró y administra la pandemia COVID19, con presuntas irregularidades que ya veremos que consecuencias deparará en el tiempo.

No se queda atrás Rajoy cuando nos vendió una bajada de impuestos, e hizo todo lo contrario – los subió – y redujo el gasto público y el bienestar social. Sí, de acuerdo…, que se encontró muy mal las cuentas que el dejó Zapatero – el peor político desde Fernando VII, hasta ahora, porque el ranking puede cambiar, visto lo visto ; pero ese es el papel en la oposición, no dormirse y controlar al céntimo las cuentas del Estado, el presupuesto y su ejecución.

No tenemos políticos de altura o no nos quedan, y los que quedan no les interesa a los partidos políticos y sus estructuras, porque detrás de ellos viven profesionalizados en la política muchos más.

¿Qué es y en que se diferencian democracia y república?
Entre democracia y república no debe existir antagonismo en cuanto al gobierno, pero no es lo mismo.

La primera, la democracia, es la forma en la que sociedad determina y elige a sus gobernantes. El poder reside en el pueblo, y es éste quien le otorga el poder bajo un sistema representativo o directo. Ésta, la democracia, pueden ser directa (es la más pura, pero sólo se da en dos cantones en Suiza) o representativa (la más extendida). De la revolución a la moderación de los escenarios políticos, en los estados europeos se encontró un traje adecuado que significó la adaptación para la monarquía a los gobiernos constitucionales y democráticos: la monarquía parlamentaria [Repúblicas monárquicas y monarquías republicanas en la constitución del mundo ibérico | Ángles Lario González], como son los casos de: España, Noruega, Reino Unido, Dinamarca, Suecia, Bélgica, Luxemburgo y Países Bajos; así como otras no europeas como Japón, Bután, Canadá o Australia.

La segunda, la república,  es el gobierno de la ley, se fundamenta en el imperio de la ley (Un montón de gente, no es una república | Aristóteles). No confundamos, el actual concepto de República – el de la Ilustración – con el término de la res publica romana, aquella antigua “forma parcial de la democracia”. Actualmente se puede entender, en esencia, como el modo de organizar la Jefatura del Estado. La república suele contraponerse a la monarquía, al tratarse ésta última de un cargo hereditario. Las repúblicas habitualmente pueden ser presidencialistas (donde el poder Ejecutivo y Legislativo van muy de la mano) y parlamentarias.

Democracia no es lo mismo que república; una hace referencia a la forma de gobierno, y la otra a la forma de su estructura política y jefatura del estado.

Existen repúblicas totalitaristas que se asemejan a una dictadura, y repúblicas democráticas. Incluso existen repúblicas que desde el punto de vista occidental o de la Ilustración, no lo son. Un ejemplo notable son las repúblicas árabes, donde no existe el poder de la ley, sino de la religión. Otros ejemplos de repúblicas que en occidente no obtienen el suficiente aval democrático son los casos de Venezuela, Cuba (marxista-leninista de partido único) o China (república unipartidista).



Lo que marca a un estado democrático son características de recomendada observancia:

  • Existen unos valores fundamentales por encima de todo, como son: la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.
  • El poder político es ejercido por los ciudadanos, es decir, los ciudadanos entregan el poder a unos representantes políticos.
  • Existencia de derechos y deberes fundamentales que entre los propios ciudadanos se reconocen, y que son inviolables.
  • Que exista la igualdad de redistribución y reconocimiento.
  • Limitación del poder, tanto en tiempo como en atribuciones. Cada determinados número de años los votantes pueden dar y quitar poder; y suelen establecerse separación de poderes entre el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial.
  • Se permite la libertad de partidos.



Existen más virtudes dentro de los sistemas democráticos. Sólo he enumerado las más comunes si pretender extender el texto, ya que se trata de una mera opinión aproximativa.

Sin embargo, en la España actual, sufrimos un sistema de partidos que urge corregir. Cuando apunto corregir, me refiero a que la ciudanía, en su libre ejercicio electoral, a buen seguro regulará con el tiempo.

Durante años, pequeñas corrientes residuales, reclamaban parte de la tarta hegemónica bipartidista. Las corruptelas sin escrúpulos de estos dos grandes partidos y de otros de ámbito nacionalistas, dieron pie a una atomización del arco parlamentario, demostrando con el tiempo que los que criticaban a la malsonante “casta”, ahora adquieren sus vicios, aliñándolo con el peligroso bálsamo del, mal llamado, populismo que supuestamente apareció a derecha e izquierda. Al fin y al cabo todos los partidos son populistas, venden y pregonan lo que el pueblo quiere oír y luego hacen lo que al gobernarte de turno le sale del “forrillo de sus caprichos”.


El proceso "democrático" es muy fácil en nuestra España:

Los partidos políticos piden a los votantes su confianza, mediantes mensajes que embaucan. Y digo “embaucan” no con ideas perniciosas, sino desde lo empírico. Si el partido es elegido, y obtiene el poder, hace y deshace a su antojo, sin que el votante tenga el derecho de tanteo o retracto. Y en la democracia actual no existe el concepto de “contractualidad”, que curiosamente sí existe para aquellas organizaciones empresariales, marcas y autónomos que publicitan u ofertan una idea engañosa. Ellos, los políticos, tienen la graciosa virtud de no ser despedidos por hacer mal su trabajo, engañar o incluso desviar dinero. Y en España es difícil encontrar un gobernante/a al que se califique con características tales como la lealtad, el honor y la eficacia.

La apreciación generalizada, a veces, es que – el político – en vez de servir, ha venido a ser servido. Y lo cierto es que el engaño de la democracia actual se diferencia poco de la edad media. Sólo nos dista la salvedad de que podemos elegir a nuestros caciques, duques, condes y marqueses, sólo les hemos cambiado los nombres. Al fin y al cabo ellos vivirán a cuerpo de rey – incluso aquellos que se proclaman republicanos – mientras que sus súbditos siguen pagando impuestos abusivos, no lo digo por la cuantía o lo costoso, sino porque son caros – pagamos demasiado para una gestión y rendimiento poco eficaz. Para más inri, si estos impuestos no fuesen satisfechos, por estrecheces económicas o el ahorcamiento fiscal, ellos – los políticos al cargo de las administraciones públicas – enviaran a sus esbirros a saquear mediante el embargo pertinente.

Mucho de estos políticos, si estuviesen en una empresa privada, a buen seguro, serían despedidos por ineficaces, inútiles para la productividad y faltos de competencias sociales. Aunque la culpa no es solo de ellos. Tenemos lo que hemos votado, por no aprender o no querer ver más allá de lo obtuso de nuestras mentes. Mientras tomamos conciencia, ellos vivirán y se perpetuarán en sus ducados, condados, marquesados y reinos de taifas que para eso son profesionales de la política, denigrando el bello arte de lo social.

De PolíticaTM