viernes, 3 de diciembre de 2010

La bandera española

Como hablaré de soslayo sobre “memoria histórica”, es mi intención declarar que abogo por el rescate y sepultura, conforme a sus creencias o condición, de todos aquellos españoles que, en uno u otro bando, dieron su vida en una absurda guerra civil abocada por unos, propiciada por otros.

Que conste que no defiendo ni a unos ni a otros. Tan culpable fueron los que llevaron a España a la catástrofe, como los que se alzaron en armas rompiendo todo el status democrático.

Y que conste también que no reconozco, como legítimo, el régimen dictatorial impuesto por el general Franco. Aquel régimen sólo fue legitimado por las armas, la sangre y el miedo.

Hechas estas las aclaraciones previas, entro en materia.
¿Está la solución de los problemas actuales de España en el cambio de modelo de estado? – ¿monarquía parlamentaria o república? –, ¿en el cambio de bandera?, ¿en su desintegración en pequeños estados no solidarios entre sí?, ¿o nos perdemos en culpabilizarnos, una y otra vez, los unos a los otros? ¡Pero si ya no hay bandos! Entérense todos de una puñetera vez, ¡somos una democracia en paz!

Me indigna, cuando menos, estos “históricos listos de la memoria” o “aventureros de la política” que aprovechando de forma política la tan honorable causa, la memoria histórica, usan el dolor para su rendimiento partidista (me refiero a la memoria histórica que les interesa), como también usan las banderas, obviando toda su simbología. No defiendo banderas más que la española, porque para mí la única bandera válida es la actual, la que describe nuestra actual Carta Magna. El legislador fue listo y no entró en materia de escudos, se limitó a describir los colores y formas de las franjas. Pero, a estas alturas, las cosas deben quedar claras y en el lugar que les corresponden. De un tiempo hasta ahora se ha denominado como inconstitucional la bandera española que albergaba el escudo de los Reyes Católicos, por el mero hecho que fue recuperada por el régimen anterior. Sin embargo, se permite, siembra y promociona la bandera tricolor sin ningún tipo de reparos. Pues miren ustedes por donde la “bandera del águila” no es tan anticonstitucional o inconstitucional como dicen que es. En nuestra Constitución, ley de leyes que marca nuestra convivencia, no se establece nada en cuanto al escudo de España – como he indicado antes – y sí en cuanto a la bandera. Es el artículo 4.1 – de la Constitución Española – el que define constitucionalmente nuestra bandera, que por cierto es bicolor; formada por tres franjas horizontales, roja, amarilla y roja, siendo la amarilla de doble anchura que cada una de las rojas. En ningún momento se hace referencia a la bandera tricolor, por tanto cualquier enaltecimiento de esta última es inconstitucional o NO constitucional.

Contaría yo los catorce años recién cumplidos cuando, en aquel mes de diciembre, se promulgó la Constitución de 1978. Y se hizo estando en vigor la actual bandera bicolor y aquel controvertido escudo que por cierto figura sobre el preámbulo de aquella Constitución que S.M. el Rey firmó (para los incrédulos advertiré que se conserva en el Congreso de los Diputados). Incluso cuando hice la “mili” (aquel servicio militar obligatorio que ya no afecta a nuestras juventudes) tuve que jurar bandera bajo aquella antigua insignia, hoy ya detestada. Quiero mantener clara la memoria del lector, advirtiendo que aquella insignia presidida por el águila de San Juan fue legal desde 1938 por el decreto de 2 de febrero, con sus respectivas modificaciones a lo largo de todo el régimen franquista, mantenida en la transición e incluso en los primeros estadios de la democracia (sustituida, por el actual escudo, en la ley 33/1981 y promulgada por el Real decreto 2964/1981 de 18 de diciembre).


Por tanto, siendo críticos y coherentes – y sin querer entrar en la conveniencia de monarquía parlamentaria o república, ya que ambas son de carácter democrático – podríamos decir y defender que la bandera del antiguo régimen no es inconstitucional, sólo podríamos alegar que el escudo con el águila de San Juan Evangelista, en clara referencia a los Reyes Católicos, no está dentro de la legalidad que marca el Real decreto 2964/1981. Por otra parte, sí podríamos declarar que la bandera tricolor de la  2ª República(1) es ajena a la Constitución actual. Además podríamos inferir que es inconstitucional, al estar en contraposición a la declarada en nuestra Ley de leyes, y representar y significar un modelo de estado distinto y contrapuesto al vigente.

Sólo algunos nostálgicos que se remontan más allá del treinta y seis, enarbolan la tricolor, soñando con un sistema que no funcionó, que sólo estuvo vigente desde 1931 hasta 1936/39 (durante estos tres años de guerra civil, los insurrectos fueron estableciendo su régimen conforme ganaban posiciones). Quiero recordar al lector que al restaurase la democracia, tras la muerte de Franco, y estando España en plena transición política, José Maldonado González (último presidente de la República Española en el exilio) disolvió las Instituciones Republicanas Españolas en el exilio. El fin último de la República, que no era otro más que la democracia, era una realidad. ¿Por qué, entonces, luchar contra una incipiente democracia y una más que presumible época de paz y prosperidad? No tenía sentido entonces, ¿y tiene sentido en estos momentos?

Pues bien, es ahora cuando los españoles tenemos que tomar consciencia de nuestra responsabilidad. ¡Sí!, de nuestra responsabilidad. Porque tenemos en nuestras manos una paz, un futuro, unos medios; y es nuestra obligación – rindiendo honor a todos los que dieron su vida por la democracia – hacer mejor esta España nuestra. Es el momento de romper, de forma decidida y ajena a partidismos, con todo paradigma que nos ate a lo añejo tanto por una parte como por otra. Tenemos la obligación de crear una España más prospera, más justa, más humana y más solidaria. No podemos esconder nuestras obligaciones pensando en el pasado, y mucho menos en que otros harán el trabajo, todos tenemos que luchar por nuestro presente y nuestro futuro. Los políticos desde la honradez en sus responsabilidades; los empresarios, creando y apostando por un tejido empresarial y por el empleo; los trabajadores, siendo eficaces y responsables en sus cometidos, adquiriendo una formación que los haga altamente competitivos; la banca, siendo sensible y consecuente con los intereses del Estado. Es un ejercicio de responsabilidad que nos toca hacer al unísono, sin olvidar que todos debemos solidaridad a los sectores más desfavorecidos, y que no podemos abandonarlos en este recorrido. Y este debe ser el significado de nuestra bandera.




(1) La bandera de la 1ª. República era la misma que la actual. La bandera de la 2ª. República no tiene un origen claro establecido, más que algunas suposiciones sin rigor válido, heráldico o histórico.



Safe Creative #1011257930544