La derecha fascista brota
nuevamente en España y hay que frenarla. Este es el mensaje que hoy, la
izquierda lanza para atemorizar a la sociedad; y lo hace cuando es consciente
de su incapacidad creativa, innovadora o cuando no sabe ofrecer una propuesta
de valor que atraiga al voto. El fascismo no es inherente de la derecha. Hay un
ejemplo muy didáctico para comprenderlo:
Winston Churchill,
conservador y liberal combatió a la Alemania nazi y fascista de Adolf Hilter.
El NSDAP, el partido de Hitler era el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán.
El fascismo fue un sistema
de régimen político del siglo XX que nació, habitualmente entre la alta burguesía,
en contraposición a una revolución, para hacer la contrarrevolución. Por esta
razón misma PODEMOS tilda de fascista a VOX. El partido de Pablo Iglesias,
alejado de un sentido demócrata y más atado a una teoría rupturista, comunista
y revolucionaria, ve en VOX su antítesis, por eso lo tilda de fascista, por simple
miedo.
La izquierda extrema y
radical que representa PODEMOS tiene un problema de concepto y de identidad,
quizás debido al etéreo, mesiánico y personalísimo (que rima con generalísimo)
planteamiento político de su líder. Llaman fascista a cualquiera y cualquier
idea que se posiciones a la derecha de ella y que le presente oposición. Circunscriben
el término fascista a la simplicidad política. El fascismo no es sólo un
sistema de régimen político, es además una actitud política y psicológica.
El fascismo se identifica con el autoritarismo – actitud autoritaria – es antidemocrático,
supremacista y racista o de pureza racial; es posible que llegue a ser de una
naturaleza corporativa e incluso exalte el nacionalismo o trasfigure el término
nación. Ejemplos de sesgos, componentes o comportamientos del fascismo y/o
nazismo que vemos en nuestros días son:
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La diferenciación insistente que usaba Xabier Arzalluz, para
atraer el orgullo vasco como una “raza pura” – con su Rh negativo – proveniente
de los cromañones fue tildada, en ocasiones, de racista.
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La prevalencia y superioridad, como pueblo, que algunos líderes
han inculcado en la sociedad catalana, como es el caso de Pujol, Puigdemont o
Torra. No en vano, sería el actual Presidente del Ejecutivo – Pedro Sánchez –
quien manifestó, aludiendo al presidente catalán (Joaquim Torra): “no es ni más ni menos que el Jean-Marie Le
Pen de la política española”
-
El cesarismo. Cuando
alguien gobierna con poder total, sin división de poderes. No confundir con la
mayoría absoluta democrática dentro de un parlamento. Un gobierno con mayoría
absoluta, sometido al resto de poderes del Estado entra en los cánones del
juego democrático. Sin embargo, cuando es un poder el que controla, domina o
influye sistemáticamente en la voluntad del resto de los poderes del Estado, se
convierte en un régimen parecido al que vivimos durante algo más de 36 años en
España con Franco. Por eso es tan peligroso que en democracia se pierdan las
divisiones de poderes, como está ocurriendo actualmente en la política española,
de la mano del gobierno que forman socialistas y los radicales de extrema
izquierda.
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La falta de diálogo político y la aniquilación del contrario,
desde el poder, con falsedades creadas y como estrategia de Estado. Eso es
fascismo en su máxima potencia.
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El populismo exacerbado, comprando voluntades desde una
programación neurolingüística. Tarea que hoy hacen todos los partidos; incluso
algunos se apoyan en las teorías de la propaganda nazi de Goebbels.
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El control de la prensa, la propaganda de Estado y el nepotismo.
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Y otros tantos sesgos más que llegarían a dar miedo.
Conocidos algunos aspectos
de fascismo, analicemos de forma sucinta a PODEMOS, sus líderes y actitudes.
1. Si
nos damos cuenta, voces de PODEMOS como Echenique o el propio Pablo Iglesias
hablan de patria o patriotismo, dando una definición alejada de la habitual,
distorsionando y adaptándola en exclusiva a “su verdad” o intereses. El tema
nacional o de integridad territorial lo desvirtúan rompiendo con lo establecido
constitucionalmente, abriendo escenarios no constitucionales. Recordemos que la
Constitución existe para garantiza la convivencia democrática dentro de las
reglas establecidas en la Carta Magna.
2. El
concepto político de PODEMOS no es democrático, es revolucionario y
asamblearista, pero no democrático. El líder de PODEMOS no aboga por el
concepto “la soberanía reside en el pueblo”, sino en hacer y deshacer a su
antojo e idea feliz, usando para ello la propaganda, antes que la educación que
lleva al raciocinio, con el fin de someter las voluntades. El gobierno que ha
formado junto a PSOE es de los más opacos que han existido en la actual
democracia española. Y eso se aleja de la democracia, nos recuerda más a otros
regímenes.
3. Es
revolucionario, por su talante comunista. Recordemos que el comunismo no es
demócrata, es totalitario. Es más, en septiembre de 2019 la UE condenó, bajo
una resolución, los crímenes realizados por los regímenes totalitarios como el
nazi y el comunista. El genocidio comunista de la URSS, fue muy superior al
realizado por el nacismo.
4. El
líder de PODEMOS, defiende un concepto violento de la política que él denomina
“política masculina”, muy alejado de la palabra, el parlamento y la
negociación. Incluso ha llegado a coquetear y reconocer motivaciones de ETA
(asesinos a sueldo y terroristas), para justificar su lucha que, recordemos,
fue a sangre y fuego. Incluso, como tentáculo suyo, ha impuesto a un secretario
de Estado – Enrique Santiago – quien ha manifestado públicamente su deseo, si
se dan las condiciones, de “ir a por el Jefe del Estado”; otro ejemplo de la
violencia de PODEMOS y sus partidos satélites.
5. Cuando
Pablo Iglesias conjuga el verbo negociar no es para hacerlo con aquellos que
piensan distinto a él, sino para confabular con aquellos que buscan la ruptura
del actual Estado constitucional, caso Eh-Bildu, ERC, y otros. Un deseo reconocido
por el propio Iglesias es acabar con el régimen constitucional y democrático
del 78, para imponer un sistema propio, el suyo – el válido –, muy cercano a
una “democracia autoritaria”, como Venezuela y afines.
6. Conocido
es el desprecio – de Pablo Iglesias Turrión – hacia nuestra Constitución y
democracia al atacar, desde el propio Gobierno a las instituciones del Estado.
Incluso impone y dicta, a dedo – a modo de jerarquía perpetua como Cuba, Venezuela
o Bolivia –, al Presidente del Gobierno quienes deben “heredar” sus funciones
(nepotismo).
7. Durante
su permanencia en el Gobierno de España ha utilizado un tono beligerante, de
matón de barrio, un tanto chulesco, rozando la golfería; incapacitado para la
gestión (como le ocurría a Lenin) y un tanto vago (por lo manifestado por algún
ministro del mismo Gobierno) y ajeno a la realidad social. Haciendo prevalecer
su ideología propia, a las realidades y necesidades de la sociedad.
8. El
ataque constante de PODEMOS a la prensa, a la que no le gusta al líder de la
extrema izquierda radical, y la tendencia a controlar los medios.
Estas imposiciones desde el
poder, muy a pesar de lo que muchos digan, tienen sesgos fascistas. El fascismo
es una actitud y psicología que cualquiera puede imprimir e imponer en un
gobierno – por muy democrático que uno se autodenomine – si no es capaz de
respetar al adversario, la separación de poderes, el tono negociador y
constructivo de la democracia, la transparencia, honor y la verdad por encima
de siglas e intereses partidistas.
Parafraseando a Haley
Joel Osment, en la película El Sexto Sentido: “A veces veo fascistas”.
De PolíticaTM