sábado, 14 de noviembre de 2015

No puedo cambiar de bandera.


Hoy muchos han pintado sus perfiles con la bandera de Francia. 
Yo no puedo pintarme una bandera francesa por muchos muertos que haya habido en Francia. Me solidarizo con ellos, pero soy español, juré una bandera con toda consciencia  – quizás como pocos lo han hecho, con toda la trascendencia que ello conlleva – y nuestra bandera ondea a media asta – es la forma de demostrar nuestro dolor como pueblo –, y no puedo ni debemos adoptar otra bandera. En España parece que perdemos los conceptos a la primera de cambio.

Este terrorismo del “Estado Islámico”, como ahora se le llama de forma "progre", es el fruto de una radicalidad islámica y consentida que se viene fraguando hace mucho tiempo. 

Ocuparemos occidente silenciosamente y en el vientre de nuestras mujeres irán los soldados del mañana”.

¿Hemos olvido esta frase del iman que expandió su mensaje por youtube en época de Zapatero cuando éste proclamaba “la civilización de la tres culturas”?

Esto mismo ya lo escuché a la edad de diez años.


domingo, 18 de octubre de 2015

¿Navidad ya?, ¿y Don Juan?




(Paseando ayer, por calle O´Donnell – Sevilla)



¡Pardiez!,
¡vive Dios!, que me impaciento, 
…pero ¡qué digo!,  
son costumbres licenciosas
alcanzar lo que no es cuerdo.

Mas ahora  me viene a la memoria
que ni siquiera hemos pasado
el mes de los muertos.

¡Oh!,
me plugiera que la fiesta se cumpliera,
pero es notorio que ni a la Esperanza,
ni a las calendas del último mes
respetaron estos malditos.

¡Insensatos! ¡Vive Dios!
Que a palos como a villanos,
los correría la calle abajo.
Dejad que los cristianos
tengan tranquilos su mes de los muertos.
Que recuerden a los suyos,
y que hagan notoria memoria
de aquel que un día burlose de los muertos
que por donde quiera que fue,
la razón atropelló,
la virtud escarneció,
la justicia burló,
a las mujeres vendió,
y emponzoñó cuanto vio.

Respetad al menos el mes
de aquel que por amor salvó su alma
a los pies de la sepultura.
Volved a los pedestales,
animadas sepulturas
que aún no ha llegado
los días de Don Juan.

A los sevillanos aterrará
ver llegada la navidad,
sin haber sido notorio
el mes del Tenorio.

¡Dejad que llegue!,
¡dejad que pase!

Que aprendamos
que por muy villanos
que seamos,
un punto de penitencia
puede darnos la salvación.
Así pues recordad
que cada año se dan cita,
para lidiar sus afrentas
y apostar sus fortunas,
un tal Luis Mejías
y un tal Juan Tenorio.

miércoles, 12 de agosto de 2015

Hermano lobo

Si yo tuviese un hijo, comenzaría por quitarle miedos de cuentos inculcados, no me gustaría que tuviese miedos. 

Comenzaría por decirle que los lobos no son malos, que no atacan al ser humano y que algunas leyendas cuentan que cuidaron y amamantaron a bebés; y que ninguna historia – que yo haya oído – habla de maldades con los niños. Le diría que las lobas tienen un instinto maternal tan fuerte como mamá, incluso son capaces de dar la vida por sus pequeños. 

Seguiría diciéndole que son seres vivos sociales, tan sociales que son capaces de anteponer los intereses de la manada, a los propios; que son competitivos y sacrificados; que como los humanos buscan un líder (el Lobo Alfa) que los dirija; que son tan leales que no dudan de su líder, lo siguen y acatan su estrategia. 

Si tuviese un hijo, le diría que el lobo mata para sobrevivir, igual que el ser humano. Aunque a veces lo nuestro es gula, vicio y perversión. Que la mala fama que tiene el lobo de matar rebaños enteros no es debida a su instinto asesino, sino a la incapacidad del hombre para entender y adaptarse al medio en el que se desenvuelve.

El lobo, hijo mío, es un animal tan noble como admirable. Cuando seas grande, estúdialo y aprende. Si aprendes algo de él, vuelve a mí, será el momento de explicarte quién es el hombre. Te mostraré como, incluso, los romanos – una civilización tan fuerte para occidente que su derecho aún perdura entre nosotros – utilizaron a Luperca para reconocer un error cometido con sus hermanos.

(Un párrafo de lo que fue el borrador de “El Manchón de los Lobos”, hoy “El Secreto de la Judería”)



sábado, 4 de julio de 2015

Vuelta al mar



Ayer, mientras disfrutaba del sol, la playa y la gastronomía gaditana con una dulce brisa de componente céfiro, gocé de la exquisita carta de un chiringuito veraniego llamado “Nahubeach”. No sólo fue deleite del paladar sino también de los sentidos, de la vista y la imaginación.
Alguien – un soñador anónimo – dejó años atrás estas palabras que ellos han adoptado, y yo reproduzco para aquel que pueda entender entienda:


Los cuatro elementos de la naturaleza se funden en su estado más apacible y armonioso.

El agua,
casi cristalina
en este resquicio de playa
virgen gaditana;

el aire,
con la suave brisa marina
que hace bailar la vegetación de las dunas;

la tierra,
en forma de arena bañada por las olas;

y el fuego,
el calor del sol durante el día
o de las llamas de las velas
que iluminan las veladas
por la noche.

La noción del tiempo desaparece y el ritmo diario
se ralentiza mientras la mente y el cuerpo se dejan
llevar por la tranquilidad de este pequeñito trocito
de mundo.




Yo, soñador y amante incansable de este litoral gaditano, de sus playas, de sus puertos, sus faros y su Pueblo; la gente de a pie que diluye las dificultades con ese simpático arte innato obsequiado por la diosa Gaia; cierro los ojos, respiro – esté donde esté – y me siento allí abrazado a su salobre gusto por el mar.

Termina la introducción de la minuta de este amable chiringuito, de filigranas con rumores de caracolas,  con unas palabras que eternizan mi vuelta a la rutina:

Un camino de láminas de madera que conducen
a lo que las dunas desconocen y las banderas anuncian.
Un lugar donde observar el mar tan cerca como notar
su brisa y su olor, y lo suficientemente lejos como
para disfrutar de un recodo agradable a la sombra de
sus sombrillas y donde reponerse de los baños de sol


Quizás su azul de mar, ¡este aire o el ambiente sean esotéricos!, porque siendo sevillano, me deja sentirme gaditano. No en vano, diez años cubren una distancia física y equidistante, entre este chiringuito y San Fernando, cuando el mar era más bravío – en la soledad de todos mis sentidos – escribí “Junto al mar”. El que pueda entender que entienda, yo hace tiempo ya lo hice.


 Manuel Jigato Rubio

sábado, 6 de junio de 2015

Hoy, un día especial




Como muchos de vosotros sabréis durante años fui reservista, me sentí orgulloso de servir a España, de aportar un grano de arena en un mar de olas bravías. Quizás llegué tarde, en edad madura, aunque siempre supe que fue mi vocación el servir.

El patriotismo no está ubicado ni reservado al estamento militar. Todos somos patria cuando nos sentimos ligados a nuestra tierra y nuestra gente, y nuestros actos están encaminados al bienestar de nuestros conciudadanos. Siempre formaremos patria y seremos patriotas cuando volemos en ayuda de los nuestros y de sus derechos.

Hoy día de las Fuerzas Armadas, no puedo dejar de recordar a todos los que con honor dieron su vida en el ejercicio de su deber, como recuerda aquel In Memoriam:

Lo demandó el honor y obedecieron, lo requirió el deber y lo acataron; con su sangre la empresa rubricaron, con su esfuerzo la Patria engrandecieron.
Fueron grandes y fuertes porque fueron fieles al juramento que empeñaron. Por eso como valientes lucharon, y como héroes murieron.
Por la Patria morir fue su destino, querer a España su pasión eterna, servir en los Ejércitos su vocación y sino.
No quisieron servir a otra Bandera, no quisieron andar otro camino, no supieron morir de otra manera.
Descansen en paz”.

lunes, 2 de febrero de 2015

¿Razonamos los sentimientos o los vivimos?



Leyendo el artículo de CAFÉ QUIRON sobre “El Precio del Amor”, os recomiendo que lo leáis (http://cafe-quiron.blogspot.com.es/2015/02/el-precio-del-amor.html), no he podido resistirme a reflexionar sobre el tema.


El amor es un estado afectivo que influye en nuestro ánimo de forma vital, es tan enérgico que nos impulsa a actuar y a vivirlo.

Razonar el intenso sentimiento del amor puede – y sólo digo puede, en casos extremos – afectarnos de forma patológica, porque ese sentimiento parte de nuestra propia insuficiencia como seres humanos, y como tales necesitamos esa búsqueda o encuentro con otro ser; aquí en el amor no hay suficiencia que valga.

Evidentemente buscamos reciprocidad en ese deseo de unión. Por eso – algunos de vosotros – me habréis oído decir, en ocasiones, que más que buscar en la pareja gustos iguales o diferentes, o actividades de común interés o dispares, lo importante es encontrar valores muy cercanos. Los valores son uno de los pilares para que las relaciones humanas encuentren reciprocidad, amén de nuestra visión de la vida y el rumbo que marcamos.

¿Qué hay detrás del intento de razonar un sentimiento como el amor? La respuesta, por supuesto, es íntima.


En alguna ocasión he expresado, en círculos muy  íntimos, una parábola de aproximación entre los sentidos y los sentimientos. Confieso que juegue con ventaja en ese momento. Por aquel entonces muchos no llegaron a comprender, quizás ceñidos más en lo cognitivo o en la estructura de la inteligencia clásica;  o quizás – es otra opción – no tuvieron en cuenta la inteligencia emocional. Fuere como fuere, se perdieron la fábula.  Hoy os la quiero regalar, se trata de un cuento(1)  que leí en un libro en el que aprendí mucho más de lo que creí. Dice así:

En una ocasión, el Señor de las Tinieblas convocó en su tenebroso palacio a los más encarnizados enemigos del hombre y se dirigió a ellos de la siguiente manera:
– Llevo miles de años intentando destruir al hombre, acabar con su existencia, para ello he creado todo tipo de conflictos y guerras, pero cuando parecía que al final lograba lo que tanto anhelo, aparecía Él y evitaba que el ser humano desapareciera de este planeta. A veces aparecía disfrazado de sonrisa, otras de una mano amiga e incluso a veces de una simple palabra de consuelo y, sin embargo, a mí nunca me engañó, porque siempre supe que tras los mil disfraces se ocultaba mi más temible enemigo, el Amor. Entregaré la mitad de mi reino a aquel que de vosotros que me traiga el cadáver del Amor entre sus brazos. (1)

Hubo muchos murmullos y aullidos. El Odio dio un paso al frente y abanderó aquella apuesta. Pero en una esquina alguien sonreía, alguien que tapaba su rostro con un gran sombrero negro.

Pasado el tiempo, el Odio fracasó. Luego lo intentaron la Pereza, la Rutina, la Desesperanza y otros tantos enemigos del hombre. El señor de las Tinieblas se dio por vencido, pero en ese instante se adelantó aquel ser que tapaba su rostro con un gran sombrero negro y dijo:
– Yo traeré el cadáver del Amor.

Pasaron años, y un día aquel ser desconocido apareció con el cadáver del Amor entre sus brazos. Nadie creía la hazaña. El señor de las Tinieblas, de forma incrédula, dio un salto ante la grandeza que contemplaban sus ojos. Y no tuvo más remedio que entregar, con satisfacción, la mitad de su reino; pero antes de eso preguntó:
– Y bien, amigo, ¿quién eres?

De forma solemne, aquel ser se quitó el sombrero, se descubrió y dijo:
– Soy el Miedo.

Cuando el miedo nos domina, nuestro corazón se desboca, nuestro cuerpo se tensa y nuestro cerebro no funciona bien. En ese momento sentimos que nuestra vida peligra y atacamos, nos aislamos o huimos. Ninguna de estas reacciones permite que tratemos a los demás como si los quisiéramos, porque nadie quiere a alguien a quien teme y nadie teme a alguien a quien de verdad quiere. Cuando uno se aleja de los demás, también se aleja de sí mismo y por eso uno en lugar de aprender a quererse, aprende a temerse. (1)



Hace mucho que llegué a la conclusión, quizás equivocada, aunque con la certeza que era mi conclusión trabajada desde lo más íntimo, que el amor y el miedo son dos los sentimientos más fuertes que existen; y ambos son enemigos el uno del otro (en lo concerniente a las relaciones humanas).

¿Razonamos los sentimientos o los vivimos? ¿Amor o miedo?


miércoles, 7 de enero de 2015

Yo también soy Charlie



Hoy, desde este blog, y más que nunca, me manifiesto a favor de la libertad de expresión y la democracia.

Cuando las opiniones y la Libertad son cizalladas con las armas, no hay lugar para otra cuestión que no sea la Fraternidad con quienes padecen las atrocidades como las acaecidas hoy en Francia, en la sede del diario Charlie Hebdo. La solidaridad y el apoyo moral deben embrocarse de tal forma que nos sintamos unidos en un espacio de Igualdad, aventurándonos a la misma suerte – si fuere necesario – en pos de una sociedad libre de miedos a ataduras retrogradas – sean de la índole que sean.  

Como autor de este blog, y partan de donde partan estos asesinatos, enarbolo ese grito cercano de ¡Libertad, Igualdad, Fraternidad!, con toda la simbología que ello conlleva.


Hoy, yo también soy Charlie.