martes, 13 de junio de 2017
domingo, 11 de junio de 2017
Y está vivido
En esta vida uno tiene ocasión de equivocarse
muchas veces, y yo me equivoqué claro que sí – por qué negarlo –, pero a pesar de todo ello
lo hice convencido, sin duda alguna, que era el momento de actuar de esa forma.
Y sin más pudor que mi conciencia, decidí sin titubeos, y lo asumo si me
equivoqué.
¿Corregiría algo?; por supuesto, miente el que
dice que no. Quizás conservaría un par personas más en mi vida, quizás hubiese
obviado algunas amistades más, personas o trabajos. Hubiese llamado estúpido e
imbécil a aquellos estúpidos e imbéciles que quisieron absorber momentos de mi plenitud,
que creyeron que era presa fácil para sus fauces. ¡Qué equivocados estaban!, si
los lobos eran amigos de campo, los
toros bravos eran deleites en embroques y cintas en el aire, los alacranes
criaturas con las que llegué a empatizar y las víboras fueron cómplices del
conocimiento.
Amé mucho, algunas veces fue pasajero – lo
confieso – otras veces fue con toda la intensidad del alma, pero jamás quise
que el dolo fuese presente en la escena. Me entregué sin medida en la mayoría
de los instantes, aunque en otras ocasiones me reservé con extremada cautela.
Sin embargo, cuando ya poco queda de todo, sé que amé a una mujer y conservo su
recuerdo en mi mente; sólo recuerdos ya, sin rescoldos.
¿Hubiese
cambiado algo de lo vivido? Sí, hubiese cambiado algo, y ese algo hubiese sido
más intensidad. Quizás hubiese abrazado más, quizás hubiese arriesgado más
antes que tarde. Hubiese aprovechado momentos que dejé escapar. Sólo me faltó
aquel beso que no di en el momento adecuado, y le dije adiós con una sonrisa.
Ahora, si extiendo los brazos y miro al cielo – prefiero que sea estrellado –, sé que soy yo, que sigo sin abdicar ante ninguna dificultad, que sigo desaprendiendo y aprendiendo, que no me duele dejar nada atrás y que no me asusta empezar de nuevo.
El resto…, polvo y viento.
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