sábado, 4 de septiembre de 2021

Un catamarán esperará con el sol a poniente

 

De pequeño soñaba con un catamarán, viajar en él sobre las olas, con el Sol a poniente. En soledad, y dejando fluir lo exquisito de la vida. Cosas de niño.

Tenía once años recién cumplidos, cuando mi tío Pepe le dio una agenda a mi padre; lo recuerdo porque  días antes habíamos cambiado de Jefe de Estado, y fue toda una convulsión social y política. Una agenda de pastas duras y rojas. Ipso facto pasó a mi poder.


Entre otras cosas, contenía un mapa de España  y en las hojas sucesivas a éste se diseccionaba el mismo, en múltiples láminas desplegables a doble tamaño, y con todo lujo de detalles. Ciudades, carreteras principales y secundarias, ríos, afluentes, hitos (cuevas, miradores, monumentos…) y otros detalles se definían y pormenorizaban en aquel tablero de fantasías.

Fueron muchas horas las que pasé trazando recorridos, viajes mentales llenos de fantasías – con todo lujo de detalles –, momentos vibrantes a tal punto que  en muchas ocasiones, si no los vivía, los sentía porque las emociones bullían.  Reconozco que hasta en esos viajes oníricos procuraba ser precavido.  No tomaba riesgos excesivos.

En aquellos mapas apliqué algo aprendido de las matemáticas – y eso que era nefasto para ellas –, la regla de tres. La usaba para, junto con una bigotera, traducir las escalas y marcar los trayectos con trazados. Hoy, sé algo que quizás no se usaba en la didáctica de entonces, yo era kinestésico y auditivo. Mi sistema de aprendizaje se desarrollaba más por esos canales.

Aunque el espíritu se deleitaba con instantes no vividos, pero mezclando experiencias creaba espacios, momentos que generaban emociones. Y me di cuenta que para sentir no hacía falta vivir físicamente la experiencia, bastaba con imaginarla, soñarla y vivirla en la mente. ¡La mente!, ¡qué buena aliada!

Y dos fueron mis escapadas de lujo. Una, bajar el Guadalquivir desde Sevilla a Bonanza en una embarcación neumática con motor fueraborda – como la que tenía Juanito, un primo de mi padre –; el suelo era de madera y la quilla hinchable, pero mi padre le hizo una de metal y probaron la efectividad de la embarcación en el Guadalquivir, en el meandro existente entre La Algaba y San Jerónimo. Y dos – o segunda escapada –, era surcar el mar desde Sanlúcar de Barrameda hasta Almería en un catamarán, eso sí, sin perder nunca la costa de vista. Había pensado en víveres, ropa, botiquín, agua – aunque siempre podría fondear en un puerto para la provisión de intendencia –, combustible, y cuadernos para escribir. Qué curioso, para alguien de mala caligrafía, en aquella época, y de poco interés por Lengua.

Las noches de verano pescando junto a  mi padre en la orilla, en la playa, fueron también embroques de musas. Aquellas luces que se veían en la oscuridad, barcos de bajura – sin duda alguna – procedentes de Sanlúcar, Chipiona, Rota, o de cualquier puerto onubense se erigían en objeto de sueños y aventuras. Vivir una noche abordo de ellos, hubiese sido toda una hazaña, sólo imaginarlo me producía un placer sensorial asaz gratificante, era como un oleaje de caricias reconfortantes que iban más allá de lo grato y agradable; era una sensación singular, mucho más potente y gustosa que un simple cosquilleo o escalofrío. Aquella descarga eléctrica placentera que comenzaba en la coronilla, se extendía por la cabeza y cuello, la espalda y los brazos. Aquel hormigueo no era ninguna parestesia, era un orgasmo cerebral no orgásmico, no tenía similitud con ninguna otra impresión de bienestar sensorial común. Con el tiempo supe que padecía una plácida y envidiada "enfermedad" de orgasmos mentales que conjugaban placeres físico-emocionales (1)

Volviendo a aquellas escapadas, las vivía una y otra vez, y cada vez eran más intensas y detalladas. Con el tiempo y la edad surgió la oportunidad: bajar el río en kayak. Un grupo de amigos nos aventuramos, tardamos dos días aprovechado la marea y descansando cuando nos era adversa. Al amanecer cuando dejábamos atrás San Juan de Aznalfarache, cerré los ojos y respiré. El olor a río me hizo despertar del sueño ya vivido, y continué paleando. Al segundo día – estaríamos a la altura de Trebujena – una bandada de flamencos cruzó a ras de agua. – ¿Eso es agua o lágrimas? – dijo Máximo, el más veterano de todos. – Agua – respondí. Ahora confieso, sin rubor alguno, que fueron lágrimas. Estas sensaciones, estos colores, sonidos, olores, el tacto del agua y ver como los albures saltaban sobre mi embarcación ya las había experimentado antes sin vivirlas. ¡Y eran iguales! Disfrutaba como aquel crío de once años que fue aprendiendo a leer mapas, a medir, trazar y entender.

Y es que la vida se asemeja mucho a esto. Tomar un mapa, definir el punto donde quieres ir, averiguar el punto exacto donde estás, y trazar la trayectoria de tu recorrido que no siempre es en línea recta. A veces debes subir cimas, bajar a simas, aprovechar vaguadas, vadear ríos; te cansas, te agotas, pero siempre sigues porque tienes el objetivo trazado. Al final, siempre estará aquel catamarán que esperará con el sol en el horizonte, a poniente.




(1)   Al parecer, con el tiempo, esta sensación se ha etiquetado como ASMR, Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma.  Sólo un 1 por 1.000 de la población la "padece" gratamente. 

   




jueves, 5 de agosto de 2021

Soy un excéntrico (de profesión: Mis herramientas)



Finalizando los años 70s (1976-77), tendría entre 12 y 13 años, una vecina muy preocupada, por lo excéntrica de mi actitud,  le preguntó a mi madre. – ¿Qué le ocurre a tu hijo?, ¿le pasa algo?

– ¿Por qué, qué ha hecho; algo malo? – preguntó angustiada mi madre.

– No, mujer, verás, pero es la comidilla del barrio – dijo para hacerse de rogar; como si ella no estuviese deseando contarlo.

Mi madre insistió y esta buena señora le espeto, en voz baja, casi susurrando, como si de un alto secreto se tratase.

– Tu hijo, el mayor, corre por las calles.

– ¿Cómo que corre? – dijo asombrada mi madre.

– Sí, sí, corre sin sentido por las calles.

Que ellas no le encontrasen sentido, no significa que para mí no lo tuviese.

Con el tiempo aquello se hizo adictivo. Me gustaba, me relajaba y me motivaba. Es más lo usaba como acicate para todo en la vida. Ese esfuerzo, aquel sobreponerme a las debilidades y superarme. Aquel control de la respiración a mi forma – siempre respiré mal, por la boca – me llevaba a dar sprints sin perder tiempo en tener que respirar. Mi capacidad pulmonar aumentaba y ponía a prueba extrema mi organismo.

Con el tiempo ya no me sentí solo. Cada vez más eran los que corrían por calles, parques, caminos, por todo lo urbano, o junto al río.

Unos lo llamaron footing, running y otros jogging. Lo cierto es que yo trotaba, iba al paso, a veces corría lento, otras alzaba el fémur en horizontal y me sentía volar, otras veces esprintaba. Iba a mi aire; me sentía feliz. Así disfruté hasta el otoño del 2016, cuando me partí la rodilla en un accidente. El tiempo, los kilos, los avatares y sobre todo mi dejadez me doblegaron. Pero como decía Mc Arthur, ¡volveré!



Otro episodio de mis “excentricidades” fue cuando en 1992 puse límite a algo que mi cabeza venía tramando hacía años, y no me atrevía a hacer en solitario. Estaba claro, yo era un raro, ¿cómo se me podían ocurrir aquellas “locuras”? Por aquel entonces era una aventura arriesgada y osada.

¿Soy intrépido o temerario?, ese era el debate.


Lo cierto es que vivía en un mundo de certidumbres programadas y buscaba expansión, riesgo, aventuras. Pero en mis locuras y aventuras quijotescas todo estaba diseñado, medido, revisado una y mil veces en aquellas noches oníricas y fantasiosas. Había comprado un mapa cartográfico en el Instituto Geográfico del Ejército. Aprendí a interpretar, medir, trazar, ubicar puntos y me identificaba en los espacios. Era el momento de llevarlo a la práctica, era el momento de ¡la aventura!

Más que convencer embauqué a un compañero de trabajo. Y decidimos ambos – reconozco que usé todas mis armas para persuadirlo desde su visión más que desde la mía(1) – embarcarnos en la aventura: cruzar la sierra norte sevillana campo a través, desde Almadén de la Plata hasta el pantano del Pintado.

Aquello supuso tener una bronca, de las grandes en casa, tuve que imponerme a mis padres; y con mi novia hubo algo más que enfados. Pero yo, ya había tomado la determinación. Era mi prueba.

Juan Antonio, el susodicho embaucado, y con la aquiescencia de Mª José – su mujer –(2), y yo lo organizamos todo. Aprovechamos el puente del 1 de mayo. Muy temprano llegamos a Almadén de la Plata. Por aquel entonces, en la entrada del pueblo, existía un cuartel de la Guardia Civil. Entramos los dos en las dependencias, mientras ella nos esperaba en el coche junto a “rambo”, un pastor alemán que nos acompañaría en la aventura.


Paredes encaladas, todo muy austero. A la derecha, en la pared, un cuadro con el escudo del Cuerpo. Fasces compuestas por un haz de varas rodeando a una segur – todo un símbolo de los cónsules romanos – cruzada por una espada – autoridad y fuerza; remataba la simbología  una corona real, todo un símbolo.

En el centro del habitáculo, una mesa de madera muy vieja con un cristal que enlucía la tapa superior. El travesaño frontal, como los laterales, casi alcanzaban el suelo. Tras ella, detrás de la mesa, un sargento sentado, y algo más escorada a la izquierda un mástil y una bandera de España. El centro superior del plano, lo coronaba un cuadro del rey.

Aquel sargento, de barriga redonda y prominente, de bigote blanquecino y poblado, estilo morsa o walrus moustache; respondió a nuestra irrupción en aquel espacio con una mirada por encima de sus gafas y  deslizando éstas hacia la puta de la nariz.

– Buenos días – dije.

– Buenos días caballeros.

– Buenos días mi sargento – maticé el saludo. Aquella expresión de reconocimiento le gustó; su comisura no se inmutó, pero sus ojos brillaron – vamos a realizar una travesía desde Almadén al Pintado, Y supongo que debemos ponerlo en conocimiento de la autoridad, ¿cierto?

Balbuceo incrédulo – ¿Que van a hacer qué, de dónde a dónde? – un impasse – ¿por dónde dicen que…?

En su desconcierto saqué el mapa del cilindro portaplanos y lo extendí en la mesa – De aquí hasta aquí, y por aquí. – Señalé los puntos en el plano y el camino de nuestra deriva.

– Pero…, ¿a campo a través? ¡Pero, si por ahí no hay caminos! Además todo eso son fincas privadas.

– Ah, pero no es de libre circulación – esgrimió Juan Antonio.

Nosotros no sabíamos nada sobre las normativas, leyes o permisos; y mucho me temo que pusimos en jaque al bueno del vetusto número de la benemérita.

– Bueno, veréis, yo lo que puedo hacer es avisar a las fincas, a los guardas, para que no os metan un tiro. – Dijo con una media sonrisa, intentando mantener el rigor. – ¿Y cuánto tiempo, decís que vais a tardar?

– Hoy es viernes, el domingo, habremos llegado al pintado. Dos días – dije sin dudar.

Tomó un trozo de papel, mientras con la cabeza hacía constantes signos de negación, apuntó un número de teléfono y dijo – Bien, este es el trato. Una vez halláis alcanzado el Pintado, allí hay una venta, la única, tiene un teléfono; tenéis que llamarme cuando lleguéis. De lo contrario, saldremos a buscaros. Si el domingo antes de las doce de la mañana no tengo vuestra llamada, vamos a por vosotros.

Un apretón de manos sirvió para dar pie a la aventura. De la aventura o desventura, de la odisea no voy a hablar por no cansar. Cumplimos in extremis, sufrimos, nos divertimos y fue algo para recordar con cariño toda la vida.

A partir de aquel instante comencé a andorrear por el campo. Comencé a abrazar la naturaleza a corazón abierto. Vi y compartí espacios con ciervos, jabalíes, zorros, conejos, águilas, toros bravos, lobos, búhos, cárabos, garzas, fochas, culebras, alacranes, salamandras…


Aprendí a ver los sonidos del campo y a respirarlos. Y fue cuando oí una palabra llamada senderismo(3). Pero eso vino después.

Sí, soy un excéntrico. ¿Y qué? Que me adelante algo a los demás, al rebaño (como nos
califican ahora algunos políticos y científicos advenedizos), no significa que sea raro, sino que lo visualizo antes.

Es curioso, cuando no existían estudios regalados de electromecánica; yo era ya mecánico, electrónico, en aquella extinta FP2 (hoy FP de Grado Superior) y tenía estudios avanzados de informática(4).


Pues con el Coaching Ejecutivo basado en Procesos Empresariales, me huele que va a ocurrir lo mismo. Cada vez más su aplicación se extiende a procesos comerciales, a las dinámicas de equipos, al liderazgo, al diseño de negocios, la Inteligencia Emocional y Directiva (Soft Skills), y al futuro y éxito de las empresas.


De profesión: Mis herramientasCoach Business | Ayudo a mejorar RESULTADOS en Empresas y Negocios. Entrenador de Directivos, Ejecutivos, Equipos de Trabajo y Comerciales.



 

(1)      ¡Curioso!, esto se llama vender. Y yo que no servía para ello [creencia limitante].

(2)      Ella fue el apoyo moral y logístico de empresa. Nos dejó a las afuera de la población. Y fue nuestra receptora al llegar al punto acordado.

(3)      Algunos defienden que el senderismo nace en Francia, en 1947 tras la 2ª Guerra Mundial. En 1996, el País Vasco fue la primera comunidad autónoma que mediante un Decreto reguló la utilización de la señalización de senderos en su territorio. En 1997 se impartió, por primera vez el curso de Técnicos de Senderos. A partir del 2001 el mundo senderista comenzó a madurar en España. Hoy cuenta con una red superior a los 60.000 km.  

(4)      No sería hasta la publicación del Real Decreto 453/2010, de 16 de abril, cuando se establece el título y formación de Técnico en Electromecánica.

lunes, 10 de mayo de 2021

Quizás no nos merezcamos la democracia y el estado de bienestar.

 


Algo está haciendo mal la clase política, y no me refiero sólo a la española – que es nefasta –, sino en general y en particular a la europea. La lectura también puede hacerse en el sentido que algo estamos haciendo mal como sociedad, cuando permitimos que nos gobiernen aventureros de la política, psicópatas, populistas y personajillos del tres al cuarto llenos de odio y rencor. 


Quizás no nos merezcamos la democracia y el estado de bienestar que hemos heredado.

Que existan populismos institucionalizados como los de Le Pen, el M5S (anti sistemas en Italia, primera fuerza política), La Liga (segunda fuerza política italiana, de extrema derecha), Vox, Podemos, Candidatura de Unidad Popular (CUP), AfD (Alemania), Vlaams Belang (Bélgica) y otros, seguramente tendrán su sentido y estarán cubriendo un espacio o hueco que han creado los que llamamos partidos tradicionales. Sin embargo son catalogados, por los “tradicionales” como un abono para fomentar la crispación.

El razonamiento se complica cuando miramos al otro lado del Atlántico. La irrupción de Donald Trump y su amenaza de volver a la presidencia de EEUU, con su nacional-populismo; o los gobiernos populistas y dictatoriales americanos como los de Cuba, Bolivia, Venezuela, por ejemplo. O la obcecación bolivariana de narcodictadores como Hugo Chávez y Nicolás Maduro, a quienes dimes y diretes aparecidos en prensa – y quizás acallados por motivos personalísimos y partidistas –, los sitúan en la presunta financiación de partidos políticos o movimientos desestabilizadores en el seno de la UE; ejemplo de ello son los “rumores fundamentados” sobre pagos a personajes como Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero o Gianroberto Casaleggio (M5S, Italia). O los famosos maletines del encuentro entre Ábalos Meco y Delcy Rodriguez, vicepresidenta venezolana que tiene prohibida la entrada en territorio de la UE, y que el gobierno de Pedro Sánchez le dio cobijo a cambio de no sé qué favores o prebendas.

Ahí queda la opacidad absoluta de un gobierno, de un partido como el PSOE, que nos vendió más democracia y transparencia que el anterior Ejecutivo. Todo mentira. ¿Hacia dónde vamos como sociedad con la actual política?

Los votantes, creemos que votamos – en estados democráticos – a nuestros representantes políticos en libertad, creemos que votamos a ideas, idearios o ideologías definidas ¿Es eso cierto?, ¿o es lo que creemos? ¿Los políticos que elegimos son los líderes ideales para dirigir el devenir de nuestra sociedad?, ¿elegimos objetivamente el programa político que nos muestran, o somos programados para elegir?


¿Elegimos a Pedro Sánchez o a las directrices que marca Iván Redondo(1)?, a quién se le presume como ideólogo de la moción de censura contra Mariano Rajoy. Hoy en día, este personaje, es el Director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno, y entre sus funciones está el diseño de la estrategia del País a largo plazo.


También tenemos el caso de Podemos o Pablo Iglesias. ¿Se vota a él, a su partido o a las ideas evolutivas del neofascismo francés al nacional bolchevismo  de Jorge Verstrynge(2)? El propio Iglesias lo describe como precursor de Podemos, y no cabe duda que fue su mentor.

¿Quién está detrás de Isabel Díaz Ayuso?, evidentemente su jefe de Gabinete de Comunicación, Miguel Ángel Rodríguez. No cabe duda que el envite en las últimas autonómicas por la Comunidad de Madrid, ha sido una lucha político-profesional entre Iván Redondo y Miguel Ángel Rodríguez. A mí, personalmente, no me cabe duda.

Curiosidad aparte menciono a otro estratega político de éxito, Steve Bannon, quien fuera jefe de campaña de Donald Trump. También ha asesorado o se ha visto vinculado a campañas de partidos de derecha y extrema derecha, tanto de América como de Europa, como es el caso de: Frente Nacional (Francia), Vox (España), AfD (Alemania), Frente NOS (Argentina), y otros muchos más.

Lo cierto es que siempre hemos estado expuestos a movimientos decididos por otros y padecidos por nosotros.

En Hispanía, con la invasión romana, eras ciudadano romano o no ciudadano. Con la caída de la Edad Media dejamos de ser “siervos de la gleba”, para convertirnos en artesanos o agricultores. Pero fue a raíz de la Revolución francesa cuando comenzamos a ser vistos como “ciudadanos” manejables, al servicio de una nueva clase política. Más tarde con la revolución industrial pasamos a ser “productores” (meros servidores de grandes industrias). En el siglo XX, con el crecimiento de la clase media, pasamos a ser consumidores y electores, y la nueva economía nos devuelve al estatus de siervos de la gleba. Esta vez no servimos a reyes, duques, condes, marqueses o grandes señores; sino a políticos (presidentes de gobierno, vicepresidentes, ministros, presidentes de comunidades autónomas, de diputaciones y demás adictos y adláteres del poder), sus impuestos y prebendas comienzan a ser parecidos a los de la Edad Media.  

En toda esta confusión y vaivenes, algunos ven un ambiente militar enrarecido, como aquella carta dirigida al Rey, por parte de mandos militares retirados; o el chat de whatsapp que dio tanto que hablar a finales del 2020 sobre purgas y golpes de Estado. Y eso que la prensa española y europea han evitado hacerse eco del segundo ruido de sables en Francia, donde en una carta, dirigida a Emanuel Macron, 20 generales retirados y más de 1000 oficiales, alertan sobre un golpe de Estado en el país galo.

La preocupación puede acentuarse cuando vemos que sistemas autoritarios como China, están cobrando un papel hegemónico en el mundo occidental, al que pretende someter desde la economía con una nueva economía de mercado, ¿o es una nueva forma de hacer política?


¿Existe un nuevo movimiento o cambio global dirigido por nacionalismo y sistemas autocráticos dispuestos a restringir paulatinamente derechos y libertades? No lo sé. Lo que es evidente, es que existen líderes políticos o dirigentes opacos como Vladimir Putin, Donald Trump, Xi Jinping, y otros menores que se extienden de forma estratégica por otros países y continentes.

La estrategia geopolítica de algunos países no excluye el ámbito militar, ni las nuevas armas. Recordemos a la viróloga Li-Meng Yan que huyó de China en 2020 que,  muchos quisieron acallar y ridiculizar, ya anunciaba como el SARS-Cov-2 no procedía de la naturaleza y la denunciaba como arma. La semana pasada el periódico nacional The Australian, reveló un documento de científicos chinos, donde ya en el 2015, revelaban la experimentación de un arma biológica genética, describiendo los coronavirus del SARS.

En toda guerra importante hay heridos, muertes, destrucción de infraestructuras, vencedores y vencidos. Los vencedores suelen ayudar a los vencidos a reconstruir lo destruido (pensad sólo en la 1ª y 2ª guerra mundial). Los vencedores someten a los vencidos e imponen un sistema geopolítico y económico que les beneficia, haciéndolos dueños y señores de un mundo que gestionaran a su antojo. Tiren de historia y recuerden cuál fue el armisticio de la Primera Guerra Mundial. ¿Recuerdan la Segunda? Desde el fin de aquella guerra, los índices de paro en EEUU descendieron de forma exponencial hasta nuestros días; y de su economía no vamos a hablar. Se dieron cuenta que con guerras externas y gestionando la economía, dominaban a un mundo entero.

Imaginemos por un momento el Covid-19 como un arma de guerra letal, limpia. Causa bajas, no destruye infraestructuras, sólo las económicas, y crea vencidos que no tienen más remedio que sucumbir ante el vencedor. ¿Dónde se produjo, o por dónde comenzó el virus? ¿Qué efectos produjo a nivel mundial? ¿Cuál es la guerra que se disputan USA y China?

La economía y producción mundial se paralizó. Mientras todos estábamos confinados, China tuvo material, excedente y producción suficiente para el consumo interno y para vender respiradores, mascarillas, EPIs, material sanitario y otros productos necesarios, al mundo entero. Países occidentales han mirado al gigante asiático como nuevo aliado. ¿Es un cambio de sheriff mundial? La guerra por el dominio económico mundial entre los dos gigantes USA-China está siendo ganada, por el momento, desde Asia. Mientras tanto, a día de hoy, algo más de 156 millones de infectados y más de 3.260.000 de fallecidos. ¿Cifras de pandemia o de guerra?

 

                                                                                            De PolíticaTM

 

 

 

(1)      Llevó a Xavier García Albiol (PP) a la alcaldía de Badalona. Asesoró a José Antonio Monago (PP) a la presidencia de la Junta de Extremadura. Asesor de Antonio Basagoiti Pastor (PP – País Vasco). Ideólogo de la moción de censura a Mariano Rajoy.

(2)       Profesor universitario de Ciencias Políticas. Pasó de presidente de Alianza Popular (partido fundado por Manuel Fraga) a las filas del PSOE, del PCE e IU. Precursor de Podemos y mentor, sin duda, de Pablo Iglesias.

 


miércoles, 14 de abril de 2021

El paraíso perdido.

 

Quien sabe, entiende.


La vida fluye en directo, no a través de cristales negros. La vida es sencilla y llena de sentimientos. Llega un instante y todo se convierte en difícil. Es entonces cuando dejamos de apreciar lo sencillo, lo que realmente nos hace feliz.


Beber agua fresca, correr, reír, volar, comer subidos en aquella higuera, o refrescarnos en aquel otro arroyo. Descansar en la hierba fresca, sin ruidos, tú y yo con la suave música que la naturaleza nos regala. – Y esta naranja no es , mayor refresco no ha inventado la humanidad.


Y nos intoxicamos. Llega el estrés, las preocupaciones, llegan los problemas y sus influencias, las comparaciones, los malos hábitos y las prisas. Ya no vemos desde aquella altura de nuestros sueños, se perdió la perspectiva.


Ya no es hora, se perdió la inocencia. Perdimos la fe, la confianza y la alegría. Sin querer un día crecimos. 

Quien sabe entiende.


Llega la noche y tengo frío.

 

Llega la noche, sabéis ¿qué pasa? Que algunas noches vuelvo a ser aquel niño, aquel niño solitario, pareciese asocial a veces, otrora meditabundo que hablaba solo porque no tenía con quién hablar, las cosas de niños. Con una exorbitada fantasía de filigranas envidiables que aún hoy perdura.

 

Una tartamudez venida, provocada – decían algunos –, una timidez excesiva o este niño es un viejo – según otros –; sólo los paseos con mi abuelo o el laboreo en el corral con él, me salvaban de aquel ostracismo. Alguien a quien preguntar, alguien quien respondía más alto que mi entendimiento, alguien quien alimentaba el alma.

 


A veces, me busco dentro, para hablar conmigo, como antes hacía, en la soledad deseada viendo llegar la que no quiero. Ahora, hablo con vosotros.

 

Cloto sigue hilando – déjalo ya –. Laquésis midió en el inicio y sigue calibrando, no le encuentro el sentido. Átropos, con las tijeras en la siniestra – haz tu trabajo de una vez. ¡Oh diosas de la Noche!, sed dulces conmigo.

 

Ya os dejo en paz, buenas noches. Gracias.


sábado, 10 de abril de 2021

A veces veo fascistas. ¿Fascismo o el retrato del político actual?

 



La derecha fascista brota nuevamente en España y hay que frenarla. Este es el mensaje que hoy, la izquierda lanza para atemorizar a la sociedad; y lo hace cuando es consciente de su incapacidad creativa, innovadora o cuando no sabe ofrecer una propuesta de valor que atraiga al voto. El fascismo no es inherente de la derecha. Hay un ejemplo muy didáctico para comprenderlo:

 

Winston Churchill, conservador y liberal combatió a la Alemania nazi y fascista de Adolf Hilter. El NSDAP, el partido de Hitler era el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán.

 


El fascismo fue un sistema de régimen político del siglo XX que nació, habitualmente entre la alta burguesía, en contraposición a una revolución, para hacer la contrarrevolución. Por esta razón misma PODEMOS tilda de fascista a VOX. El partido de Pablo Iglesias, alejado de un sentido demócrata y más atado a una teoría rupturista, comunista y revolucionaria, ve en VOX su antítesis, por eso lo tilda de fascista, por simple miedo. 


La izquierda extrema y radical que representa PODEMOS tiene un problema de concepto y de identidad, quizás debido al etéreo, mesiánico y personalísimo (que rima con generalísimo) planteamiento político de su líder. Llaman fascista a cualquiera y cualquier idea que se posiciones a la derecha de ella y que le presente oposición. Circunscriben el término fascista a la simplicidad política. El fascismo no es sólo un sistema de régimen político, es además una actitud política y psicológica.


El fascismo se identifica con el autoritarismo – actitud autoritaria – es antidemocrático, supremacista y racista o de pureza racial; es posible que llegue a ser de una naturaleza corporativa e incluso exalte el nacionalismo o trasfigure el término nación. Ejemplos de sesgos, componentes o comportamientos del fascismo y/o nazismo que vemos en nuestros días son:


-        La diferenciación insistente que usaba Xabier Arzalluz, para atraer el orgullo vasco como una “raza pura” – con su Rh negativo – proveniente de los cromañones fue tildada, en ocasiones, de racista.

-        La prevalencia y superioridad, como pueblo, que algunos líderes han inculcado en la sociedad catalana, como es el caso de Pujol, Puigdemont o Torra. No en vano, sería el actual Presidente del Ejecutivo – Pedro Sánchez – quien manifestó, aludiendo al presidente catalán (Joaquim Torra): “no es ni más ni menos que el Jean-Marie Le Pen de la política española

-        El cesarismo.  Cuando alguien gobierna con poder total, sin división de poderes. No confundir con la mayoría absoluta democrática dentro de un parlamento. Un gobierno con mayoría absoluta, sometido al resto de poderes del Estado entra en los cánones del juego democrático. Sin embargo, cuando es un poder el que controla, domina o influye sistemáticamente en la voluntad del resto de los poderes del Estado, se convierte en un régimen parecido al que vivimos durante algo más de 36 años en España con Franco. Por eso es tan peligroso que en democracia se pierdan las divisiones de poderes, como está ocurriendo actualmente en la política española, de la mano del gobierno que forman socialistas y los radicales de extrema izquierda.

-        La falta de diálogo político y la aniquilación del contrario, desde el poder, con falsedades creadas y como estrategia de Estado. Eso es fascismo en su máxima potencia.

-        El populismo exacerbado, comprando voluntades desde una programación neurolingüística. Tarea que hoy hacen todos los partidos; incluso algunos se apoyan en las teorías de la propaganda nazi de Goebbels.

-        El control de la prensa, la propaganda de Estado y el nepotismo.

-        Y otros tantos sesgos más que llegarían a dar miedo.

 

 


Conocidos algunos aspectos de fascismo, analicemos de forma sucinta a PODEMOS, sus líderes y actitudes.

1.    Si nos damos cuenta, voces de PODEMOS como Echenique o el propio Pablo Iglesias hablan de patria o patriotismo, dando una definición alejada de la habitual, distorsionando y adaptándola en exclusiva a “su verdad” o intereses. El tema nacional o de integridad territorial lo desvirtúan rompiendo con lo establecido constitucionalmente, abriendo escenarios no constitucionales. Recordemos que la Constitución existe para garantiza la convivencia democrática dentro de las reglas establecidas en la Carta Magna.

2.    El concepto político de PODEMOS no es democrático, es revolucionario y asamblearista, pero no democrático. El líder de PODEMOS no aboga por el concepto “la soberanía reside en el pueblo”, sino en hacer y deshacer a su antojo e idea feliz, usando para ello la propaganda, antes que la educación que lleva al raciocinio, con el fin de someter las voluntades. El gobierno que ha formado junto a PSOE es de los más opacos que han existido en la actual democracia española. Y eso se aleja de la democracia, nos recuerda más a otros regímenes.

3.    Es revolucionario, por su talante comunista. Recordemos que el comunismo no es demócrata, es totalitario. Es más, en septiembre de 2019 la UE condenó, bajo una resolución, los crímenes realizados por los regímenes totalitarios como el nazi y el comunista. El genocidio comunista de la URSS, fue muy superior al realizado por el nacismo.

4.    El líder de PODEMOS, defiende un concepto violento de la política que él denomina “política masculina”, muy alejado de la palabra, el parlamento y la negociación. Incluso ha llegado a coquetear y reconocer motivaciones de ETA (asesinos a sueldo y terroristas), para justificar su lucha que, recordemos, fue a sangre y fuego. Incluso, como tentáculo suyo, ha impuesto a un secretario de Estado – Enrique Santiago – quien ha manifestado públicamente su deseo, si se dan las condiciones, de “ir a por el Jefe del Estado”; otro ejemplo de la violencia de PODEMOS y sus partidos satélites.

5.    Cuando Pablo Iglesias conjuga el verbo negociar no es para hacerlo con aquellos que piensan distinto a él, sino para confabular con aquellos que buscan la ruptura del actual Estado constitucional, caso Eh-Bildu, ERC, y otros. Un deseo reconocido por el propio Iglesias es acabar con el régimen constitucional y democrático del 78, para imponer un sistema propio, el suyo – el válido –, muy cercano a una “democracia autoritaria”, como Venezuela y afines.

6.    Conocido es el desprecio – de Pablo Iglesias Turrión – hacia nuestra Constitución y democracia al atacar, desde el propio Gobierno a las instituciones del Estado. Incluso impone y dicta, a dedo – a modo de jerarquía perpetua como Cuba, Venezuela o Bolivia –, al Presidente del Gobierno quienes deben “heredar” sus funciones (nepotismo).

7.    Durante su permanencia en el Gobierno de España ha utilizado un tono beligerante, de matón de barrio, un tanto chulesco, rozando la golfería; incapacitado para la gestión (como le ocurría a Lenin) y un tanto vago (por lo manifestado por algún ministro del mismo Gobierno) y ajeno a la realidad social. Haciendo prevalecer su ideología propia, a las realidades y necesidades de la sociedad.

8.    El ataque constante de PODEMOS a la prensa, a la que no le gusta al líder de la extrema izquierda radical, y la tendencia a controlar los medios.




Estas imposiciones desde el poder, muy a pesar de lo que muchos digan, tienen sesgos fascistas. El fascismo es una actitud y psicología que cualquiera puede imprimir e imponer en un gobierno – por muy democrático que uno se autodenomine – si no es capaz de respetar al adversario, la separación de poderes, el tono negociador y constructivo de la democracia, la transparencia, honor y la verdad por encima de siglas e intereses partidistas.

 

Parafraseando a Haley Joel Osment, en la película El Sexto Sentido: “A veces veo fascistas”.

 

                                                                                                         De PolíticaTM

 


domingo, 7 de febrero de 2021

Mis dudas sobre la vacuna del Covid19

 



A ver si lo he entendido bien. Nos dicen que la vacuna es la solución a la pandemia del Covid19, ¿verdad? Hasta ahí todo entendido, ¿cierto? Me lo creo porque salen muchos políticos diciendo eso, periodistas de saldo que saben de todo, y muchos contertulios “chupa cámaras” que dicen ser expertos en esto y seguramente saben más que yo. Lo que me preocupa es que lo diga Fernando Simón y Pedro Sánchez. Ahí ya comienzo a dudar, tengo un 95% de probabilidades de que me estén mintiendo.

Una vacuna es, si no me equivoco,  un preparado que se consigue con el agente, debilitado o muerto, causante de la enfermedad, para estimular nuestro sistema inmunológico y crear anticuerpos. Sin embargo ahora, la vacuna del Covid19 está realizada bajo una nueva tecnología, donde no se introduce el patógeno atenuado o parte de él, sino unas instrucciones para que nuestro propio organismo cree el antígeno.

La vacuna está preparada para que no enfermemos, lo que no significa que no nos contagiemos. Entonces, ¿aun vacunados, podríamos ser transmisores, podríamos ser asintomáticos? Pues,  ¡sorpresa!, la OMS no tiene respuesta a esto. Lo veremos con el tiempo.

Bien. Creo que lo voy comprendiendo. Pero no sé qué nos están vendiendo, entonces.

Ahora quieren sacar un carnet o pasaporte para garantizar que estamos vacunados – vamos

como las cartillas de vacunas de toda la vida –, y nos venden esto como una novedad.

La novedad está en que con ese carnet o certificado de estar vacunados podemos viajar, acudir a eventos, campos de fútbol, cines, etc., pero… ¿aun habiéndonos contagiado, sin síntomas, y con la posibilidad de transmitir la enfermedad allá donde vayamos? Porque al parecer cabe la posibilidad de estar vacunados, contraer la enfermedad y que no nos afecte, por el hecho de estar vacunados.

Necesito que alguien me explique eso del carnet. Y la tranquilidad que nos están vendiendo con la vacuna. Recuerdo a sus señorías que estamos entregando libertades fundamentales, nuestros negocios y economías por una falsa seguridad que no nos explican; o cuando menos nos dejan dudas razonables.

Por cierto, ¿cuánto dura el efecto de la vacuna?

 

                                                                                                         De PolíticaTM



El insostenible Estado de las Autonomías y el decadente sistema productivo español

 


Quizás el título correcto hubiese sido: "El decadente Estado de las Autonosuyas y el insostenible sistema productivo español". Es paradójico que algunos griten contra la monarquía, cuando vivimos en reinos de taifas. 

A parte de las viscerales y enfermizas razones históricas de algunas regiones, la razón del 
Estado de las Autonomías fue el acercamiento de la Administración al ciudadano, y todo basado en el concepto autonómico de la II República.

La crisis económico-sanitaria actual ha dejado al descubierto y la luz pública la ineficacia de un estado autonómico. En cuestión de sanidad, muchos han abogado por devolver esta competencia al Estado, quién por cobardía política y partidista se ha lavado las manos para curarse de culpas y se ha sacado de la chistera: la cogobernanza. 17 autonomías con 17 medidas distintas que hacen diferentes a los ciudadanos ante una misma ley o Real Decreto, y ante un mismo problema.


El sistema vejatorio que algunos independentistas practican – con la aquiescencia de los gobiernos de turno – hacia la educación en lengua española (erróneamente llamada castellano) y su adicción a reescribir la historia de forma perversa, deja de manifiesto el peligro de mantener una educación en manos de fanáticos. Del mismo modo se ha demostrado la parcialidad política con el sistema penitenciario, competencia ésta que debiera ser rescatada por Estado. Pero el gobierno actual – que a veces se antoja hasta corrupto – no sólo no la rescata sino que las negocia con otras comunidades, cuyos partidos representativos obligan bajo amenazas su transferencia.

El nivel de digitalización de la Administración Pública ya es considerablemente alto y puede incrementarse aún más. Y si a esto le añadimos que con la pandemia hemos aprendido a no acudir a las oficinas públicas, que la mayor parte de las gestiones y trámites pueden realizarse telemáticamente, ¿qué sentido tiene mantener una Administración tan extensa? 

Aunque políticamente, hoy por hoy, es inviable la vuelta a un Estado centralizado, debido a la disparidad entre partidos e intereses de siglas, la propia UE, en varias ocasiones, ha dejado clara su preocupación por el alto coste público que conllevan las autonomías en España.

Cualquier país que aspire a ser eficiente y sostenible, es difícil que pueda mantener a un sector público que significa algo más del 13% de su población empleada con un salario superior al 49,7% que el del sector privado. Pero claro, siempre es bueno que existan niños chicos a los que culpar, culpemos pues a las pensiones.

¿Qué ocurriría en España, si en vez de ser cada vez más burocráticos y afincados al sector servicios, fluyésemos al sector productivo? ¿Y si abandonásemos el concepto autonómico de la II República, y nos adaptásemos al actual contexto europeo y de economía mundial?, ¿seríamos más eficientes?

En ocasiones hemos oído hablar a nuestros políticos de algo que ellos llaman cambio del sistema productivo, sin propuestas claras, ni resultados objetivos. Desde aquella reconversión industrial fallida, en manos de Felipe González, hasta el actual Gobierno del desgobierno que le cuesta sacar un Real Decreto sin errores o dualidades, nadie se ha atrevido.

Pues ya es hora de hacerlo, y aquí tengo que dale la razón – muy a pesar mío – al actual ministro de Consumo, si no queremos seguir siendo el país de los desperdicios. Dónde Europa y otros nos ven como el lugar ideal para sus vacaciones y pasar una jubilación perfecta a precio de saldo. Es el momento de dejar de ser lacayos al servicio de una Europa industrializada.


                                                                                                                         De PolíticaTM