Al ver este video he recordado a aquellos “progres” que a veces se ríen y miran con
desprecio cuando alguien habla de honor, catalogando de añejo o ñoño ese
concepto. Pues honor es una cualidad moral que lleva consigo el cumplimiento de
los deberes respecto a nuestros iguales y a nosotros mismos. El honor en línea
directa con la dignidad – cualidad de ser merecedor de algo – nos obliga como
persona a luchar contra toda injusticia, incluso – a veces – contra nuestras
propias leyes hechas de forma fraudulentas por políticos poco honorables.
Toda ley debe preservar la vida, la libertad y la
búsqueda de la felicidad del Pueblo. Si cualquier gobierno – de la índole que
sea – fuese en contra de estos principios, el Pueblo tiene el sagrado derecho y
deber de reformar o abolir esa ley, e incluso de derrocar a ese gobierno o
forma de gobierno, si produjesen abusos y usurpaciones. (Este párrafo es un parafraseo, en parte, de la Declaración de
Independencia de los Estados Unidos, en 1776)
Y yo me pregunto dos cosas:
Una.- ¿Por qué se hacen y permiten leyes que nos
diferencian?, ¿por qué permitimos que nuestros legisladores y nuestras CC.AA.
nos hagan distintos a vascos, catalanes, andaluces, gallegos…? Nuestra
Constitución, en su artículo 14 dice: “Los españoles son iguales ante la ley,
sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza,
sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o
social”.
Dos.- ¿Por qué nadie reivindica
el artículo 13 de la mencionada “Pepa” (Constitución española de 1812), que
dice: “El objeto del Gobierno es la
felicidad de la Nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro
que el bien estar de los individuos que la componen”? (extraído
literalmente del facsímil de la Constitución Española del 12 de marzo de 1812)
En España se aprueban
leyes que discriminan que nos hacen diferentes, vulnerando el artículo 14 de
nuestra Constitución. Incluso se apela, con un claro eufemismo, a la
discriminación positiva. Toda discriminación por definición es un acto de
desigualdad.
También se aprueban leyes
que no sólo se apartan de la felicidad del Pueblo, sino que generan infelicidad,
pobreza y pérdida de bienestar y futuro.
Sentado en la mesa pétrea
de los juramentos, en la cueva de los pensamientos, me pregunto: ¿debiera el
Pueblo destituir a esos políticos, e incluso a los de la “nueva casta” que
pretenden ocupar el sillón del adoctrinamiento, conculcando nuestra libertad de pensamiento? ¿Debiera el Pueblo crear su
propia Constitución? Si no lo hiciere, si admitiese estas desigualdades e
injusticias jugando el papel del avestruz, ¿estaría faltando a su deber, a su
honor?