Son días de regalos y hoy os traigo uno. Uno
que os abrirá los sentidos. Aquellos que me conocéis, sabéis que cuando os
invito a un sendero ya lo he recorrido con anterioridad. Esta vez no es un
sendero, pero sí os emplazo en la sierra, concretamente en Linares de la Sierra
(Huelva). En esta ocasión os traigo una buena mesa. ¿Habrá mayor regalo para
regalarse a uno mismo que degustar los sabores de la tierra, sabores mimados
por las expertas manos del amor a la gastronomía?
Hoy os hablo de “Arrieros”. ¿Cómo os lo
defino? No sé si llamarlo restaurante o mesón, os lo confieso. Quizás, la mejor
definición sería “armonía”. Es un espacio que guarda la armonía entre sabores,
olores, colorido, el trato, sensaciones que te transportan a la tranquilidad de
una tarde parda y fría de invierno, o a la de una tibia tarde clara de marzo –
cuando casi es primavera – y respiras plácido apartado de todo lo mundano.
En el aire flota aromas de albahaca,
hierbabuena, eneldo, perejil o cilantro, pareciese como si la abuela recién las
arrancase de la maceta. Productos sacados de la tierra, de su propia huerta a
veces, o la de algún vencino. Un pretil, una pared encalada, una ventana, un
patio sereno, una chimenea y una luz apropiada.
Luis Miguel y Adela, se encargarán de regar
placeres culinarios en el ánimo del comensal. Así que dejaros seducir por el
entorno, los sabores lentos y la buena mesa.