viernes, 1 de enero de 2016

"Arrieros", son días de regalos.


Son días de regalos y hoy os traigo uno. Uno que os abrirá los sentidos. Aquellos que me conocéis, sabéis que cuando os invito a un sendero ya lo he recorrido con anterioridad. Esta vez no es un sendero, pero sí os emplazo en la sierra, concretamente en Linares de la Sierra (Huelva). En esta ocasión os traigo una buena mesa. ¿Habrá mayor regalo para regalarse a uno mismo que degustar los sabores de la tierra, sabores mimados por las expertas manos del amor a la gastronomía?

Hoy os hablo de “Arrieros”. ¿Cómo os lo defino? No sé si llamarlo restaurante o mesón, os lo confieso. Quizás, la mejor definición sería “armonía”. Es un espacio que guarda la armonía entre sabores, olores, colorido, el trato, sensaciones que te transportan a la tranquilidad de una tarde parda y fría de invierno, o a la de una tibia tarde clara de marzo – cuando casi es primavera – y respiras plácido apartado de todo lo mundano.

En el aire flota aromas de albahaca, hierbabuena, eneldo, perejil o cilantro, pareciese como si la abuela recién las arrancase de la maceta. Productos sacados de la tierra, de su propia huerta a veces, o la de algún vencino. Un pretil, una pared encalada, una ventana, un patio sereno, una chimenea y una luz apropiada.

Luis Miguel y Adela, se encargarán de regar placeres culinarios en el ánimo del comensal. Así que dejaros seducir por el entorno, los sabores lentos y la buena mesa.