martes, 15 de agosto de 2017

Debajo de tanta piedra y tierra había oro.




Un día supe de alguien, de un crío, que su madre se ganaba el dinero limpiando casas, su padre los abandonó antes de nacer él. Fue a una escuela pública, donde fue algo menos que uno más, se convirtió en el “tonto de la clase”; evidentemente su ambiente fue muy hostil y marginal. Fue un chico violento y agresivo, contestón, con malas notas, sin confianza en sí mismo. 

Sin embargo, su madre y su profesor sabían que debajo de tanta piedra y tierra, había oro.

El tonto de la clase siempre esperó a que los listos, los brillantes de la clase hablasen. Un día nadie supo, y nadie habló. Y él, tímidamente levantó la mano. El profesor lo empoderó – ¿lo sabes?, ¿te atreves valiente? – y el chaval respondió. El profesor en vez de darle un “¡bien!”, quedó reflexivo y dijo – no me cabe duda que sabes más, por favor, sigue, échanos una mano.

Aquel chaval sacó todo lo que sabía. El profesor, no lo dudó, tiró de él aún más. Tiró y tiró de él, lo exprimió. Ese niño sin futuro hoy es el mejor neurocirujano infantil del mundo, ¡del mundo!

Con el tiempo, ese niño, Ben Carson fue a rendirle gratitud a aquel profesor. 

Debajo de tanta piedra y tierra había oro. 


domingo, 11 de junio de 2017

Y está vivido




En esta vida uno tiene ocasión de equivocarse muchas veces, y yo me equivoqué claro que sí –  por qué negarlo –, pero a pesar de todo ello lo hice convencido, sin duda alguna, que era el momento de actuar de esa forma. Y sin más pudor que mi conciencia, decidí sin titubeos, y lo asumo si me equivoqué.

¿Corregiría algo?; por supuesto, miente el que dice que no. Quizás conservaría un par personas más en mi vida, quizás hubiese obviado algunas amistades más, personas o trabajos. Hubiese llamado estúpido e imbécil a aquellos estúpidos e imbéciles que quisieron absorber momentos de mi plenitud, que creyeron que era presa fácil para sus fauces. ¡Qué equivocados estaban!, si los lobos eran amigos de campo,  los toros bravos eran deleites en embroques y cintas en el aire, los alacranes criaturas con las que llegué a empatizar y las víboras fueron cómplices del conocimiento.

Amé mucho, algunas veces fue pasajero – lo confieso – otras veces fue con toda la intensidad del alma, pero jamás quise que el dolo fuese presente en la escena. Me entregué sin medida en la mayoría de los instantes, aunque en otras ocasiones me reservé con extremada cautela. Sin embargo, cuando ya poco queda de todo, sé que amé a una mujer y conservo su recuerdo en mi mente; sólo recuerdos ya, sin rescoldos.

 ¿Hubiese cambiado algo de lo vivido? Sí, hubiese cambiado algo, y ese algo hubiese sido más intensidad. Quizás hubiese abrazado más, quizás hubiese arriesgado más antes que tarde. Hubiese aprovechado momentos que dejé escapar. Sólo me faltó aquel beso que no di en el momento adecuado, y le dije adiós con una sonrisa.

Ahora, si extiendo los brazos y miro al cielo – prefiero que sea estrellado –, sé que soy yo, que sigo sin abdicar ante ninguna dificultad, que sigo desaprendiendo y aprendiendo, que no me duele dejar nada atrás y que no me asusta empezar de nuevo.

El resto…, polvo y viento.


lunes, 22 de mayo de 2017

Tomando café en el hilo del tiempo





¿Por qué no?, ¿qué miedo a tomar café con estas féminas? ellas siempre estuvieron en mi vida, lo estuvieron al inicio, durante y al final; me consta que estarán también en el final.

Cloto, mi buena Cloto, fue ella la que decidió el día y la hora, el décimo sexto día de kislev del cinco mil setecientos veinticinco. Llovía. Fue un otoño de muy pluvioso carácter, en extremo. ¿Presagios?, no lo sé. Me acogió en sus manos suaves, dulces y severas; me acunó por un instante y me soltó en el grisáceo mundo de la vida, enhebrando el hilo en la rueca.

  ¿Y ahora qué? – pregunté en un suspiro.
  Pues ahora llora –. Y lloré, ¡vaya que si lloré!
  ¿A qué he venido aquí?
 Si llegas un segundo más tarde, tu cometido hubiese sido otro. Ahora entristécete humano. – Me dijo Cloto. Y todo lo que me contó del para qué vine, se olvidó en algo que llaman segundo.
 ¿Humano yo?, ¿y tú que eres?
 Soy la que ves, tú sólo y nadie más, me ves en este instante. No debieras verme más. Me buscarás y no me hallarás. Un consejo, no lo intentes. Yo te encontraré.

Desapareció, ¡”hija puta”! Ahora me quedo solo. Tengo frío. Y desde aquel instante tuve que afrontar la vida.


Ahora con el paso de los años tomo café con ella, frente a frente. Sentados y separados por una mesa de pie de hierro fundido y piedra de mármol viejo. A mi siniestra una cristalera soportada por un bastidor de madera noble. El cielo es plomizo, llueve, es la hora.

 Hoy haces años – me dice.
 Cierto, todo comenzó unos metros más atrás, tras aquellas piedras.
 El mármol está frio – me dice, refiriéndose a la mesa, mientras lo acaricia por la parte baja, por el envés – además está grabado, lo estoy palpando. Es tu epitafio.
 ¿Y la rueca sigue hilando?
 Sigues vivo. Láquesis sigue hilando.

Al mirar al espejo de la vida, la observo como mide el hilo, el tiempo, que va quedando en el copo del rocadero. Decide unirse al café y sale del espejo.

 ¿Queda hilo? – le pregunto.

Cloto mira hacia su diestra, a la calle, a través del cristal; Láquesis mira al espejo, se acerca un monóculo y observa detenidamente. – Queda – dice.

 ¿Mucho o poco? – pregunto.
 Suficiente.
 ¿Centímetros, metros?
 Sólo Átropos lo sabe – sentencia Láquesis.
 ¡Átropos, únete al café! – manifiesta Cloto.

Atravesando el cristal, desde la calle, como si viniese suspendida en el aire, aparece Átropos con unas tijeras en la mano siniestra.

 ¿Dispuesta? – le pregunto.
 ¿No me invitas antes a tomar un café? – me responde.
 Por supuesto – le acerco una silla y me dispongo a servirle. – El café…, ¿caliente?
 Frío por favor – responde sin soltar las tijeras
 ¿Azúcar?
 No, amargo siempre.

Se acerca la taza y da un sorbo, lo degusta, mira a Láquesis y pregunta – ¿queda hilo?

 Queda – responde Láquesis.

Vuelve la vista a mí y dice – no tengas prisa por lo inexorable, llegará.

Cloto se levanta y me da un beso gélido en la frente. Se marcha, desapareciendo en el suelo.

El abrazo de Láquesis me produce un escalofrío que paraliza la sangre, con él me deja atadas las manos. Vuelve al espejo donde se diluye.

Átropos, manteniendo las tijeras – que no pierdo de vista – en la mano izquierda, me abofetea con la diestra y me deja suspendido en el aire, a la espera, mientras ella desaparece por la cristalera.

Maniatado, suspendido en el aire, a la espera; así esperamos a la Parca. A veces deseamos su pronta venida, otras veces tememos su llegada, y en otras ocasiones ni pensamos en ella. Pero siempre llega.


¡Puta Parca, nunca avisa!, y cuando lo hace, ya es tarde.




miércoles, 12 de abril de 2017

Desnudo en el alma






Mañana los sevillanos
volverán a creer en ti,
victimas de su idolatría.
Yo caeré en el recogimiento
y en la fe que me das.
Será notorio un punto de razón
en este razonamiento de la fe.
Es mi purgatorio, el del penitente
que vive una semana singular.
Pocos son los de pan y vino
y aderezan su mesa con un cordero ritual.
Sólo entiendo una semana de pasión, 
de rodillas, lavando los pies de los más humildes. 
Será mi semana de Pasión, hoy te lo he prometido.
Sin cíngulo, túnica ni antifaz, sólo la fe.
Desnudo en el alma.

martes, 28 de febrero de 2017

Hablo Andaluz, ¿y...?


Dicen las malas lenguas que el andaluz no habla bien el castellano, incluso aquellos que ni lo saben hablar, se atreven a juzgar, y quizás lo hagan debido a su desconocimiento e incultura. Pues bien yo soy andaluz, y digo que se equivocan y menosprecian a un pueblo.


¿A qué castellano se refieren cuando dicen que un andaluz no habla bien el castellano?,  ¿al que se hablaba en península por el corrompido latín de los godos?, ¿al que hablaba el Cid y sus hombres después del destierro que con los años no se entendieron con los castellanos?, ¿o al que hablaban los Reyes Católicos?, ¿o quizás al hablado y escrito en el siglo XVI?

Ahí va una muestra de castellano de 1536:

AQUILAZE EL ILUSTRE…

ADELLANTADO MAIOR DE LANDALUZIA…

EL QUAL BIVIO COMMO QUIEN AVIA DE MORIR MANDO HAZER ESTE SEPULCRO…

En estas pinceladas castellanas se observa en su grafía la unión de palabras y la eliminación de letras para economizar la escritura. Algo parecido a lo que hace el andaluz.

Déjenme usted – que esto de “ustedes” es muy andaluz – que esboce dos o tres apuntes.

Cuando la Constitución Española del 78 dice en su artículo 3 “El castellano es la lengua oficial del estado…”, los Padres de la Constitución se equivocaron. El castellano, el que se hablaba en Castilla en épocas de los Reyes Católicos, murió con Antonio Nebrija, primer zas para los incultos de nueva cultura que se olvidaron de estudiar esto.

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, que no castellana, se refiere al castellano, en su primera accesión o acceso, como “Natural de Castilla, región de España”; en su segunda, “Natural del antiguo reino de Castilla”; y no es hasta en su noveno acceso cuando dice, refiriéndose al castellano, “Lengua española, especialmente cuando se quiere distinguir de alguna otra lengua vernácula de España”. Por no mencionar que en la accesión décima y undécima se aclara como dialecto romance originario de Castilla y como variedad del español, respectivamente. Segundo zas.

Así pues aquellos que suelen usar el paladar para pronunciar ciertas letras de forma exagerada, o aquellos que emplean formas de pronombres personales de objeto directo femenino como objeto indirecto para referentes femeninos, no hablan mejor el español que los andaluces.  

Cuando alguien se ríe del acento andaluz o lo escenifica, quien lo hace manifiesta su suprema ignorancia, porque el andaluz no tiene un solo “acento andaluz”. Tercer zas.

En Andalucía existen hablas andaluzas. No habla igual Granada que Cádiz o Almería, un cordobés habla distinto a un sevillano; y esto es así, si nos referimos a capitales de provincias, porque en sus distintos pueblos y comarcas sus acentos son distintos y variopintos también.

Que un pueblo tenga acentos no es nada extraño. En el habla inglesa también existe esta diferenciación, ¡y en la española, también! No habla ni pronuncia igual una persona de Elche que otra de Murcia, o un coruñés y un leonés, o madrileño y un salmantino, o un zamorano que un zaragozano. ¡Y en Villanueva de la Serena hablan distinto que en Castilblanco de los Arroyos!

Pero ha sido la televisión y los humoristas graciosillos de turno que para tapar su podredumbre, vergüenzas y escasez de recursos profesionales usan el estereotipo del andaluz como de inculto, inocente y graciosillo. No voy a entrar a exponer listado de andaluces ilustres, cultos y aventajados, ni méritos de Andalucía, porque en la Cultura ya va implícito.

Cierto es que el andaluz se aleja, en el habla, más del latín que el español o el castellano que se encontró Nebrija; por eso es más eficaz, por estar más alejado del latín; decimos más con menos. En una hora de andaluz se dice más que en una hora de español. Por ejemplo:

“No pasó ná de ná”
No ha pasado nada de nada

“Eres un papafrita”
Eres una persona que no vale para nada

“Es un malaje”
Es una persona que no es simpática

Y si no, la triple a negación convertida en afirmación que sólo se da en Andalucía:

“No ni ná”
Por supuesto que sí


Gracias a un andaluz, Antonio Nebrija, sevillano de Lebrija, el español hoy disfruta de forma ordenada de las partes de una oración: nombre, pronombre, artículo, verbo, preposición, adverbio, conjunción y participio.


Un último apunte. Cuando hablamos de habla materna, lo hacemos porque en antaño eran las madres quienes enseñaban la lengua a sus hijos. Hoy somos 470 millones de hispanohablantes. 39 millones hablan en español en sus distintas modalidades (español de España).
El 70% de las mujeres que colonizaron América eran Andaluzas – en su mayor parte – y Extremeñas (permítame, por favor, que las marque con mayúsculas), ellas enseñaron a hablar a sus hijos el Andaluz que mamaron desde las entrañas, y esta lengua se ha ido transmitiendo y mezclando, al igual que nos mezclamos los andaluces con todas las culturas, pueblos y ciudadanos españoles que llegaron a nuestra Tierra. Con esto podemos garantizar que somos 431 millones de hispanohablantes los que hablamos andaluz y no todos lo hablamos igual.



lunes, 27 de febrero de 2017

De preferir, prefiero...





De preferir prefiero...
Fenecer viviendo en el campo,
por dehesas verdes teñidas de colores,
de hierbas y de pasto,
por donde libre corren y ramonean
ciervos, jabalíes y toros bravos.
¡Yo he andado entre ellos!
Siguieron en su quehacer y yo con mis pasos,
acompañantes solitarios de una naturaleza entendida.

De preferir prefiero...
Olvidar las durezas y engaños,
de quienes jugaron conmigo, y de los que jugué con ellos.
Es un momento de pactos,
en la memoria yo os borro y vosotros me borráis.
Y el viento se llevará como polvo el pasado,
que no hay mayor sonrisa
que olvidar el pasado no deseado;
mirar otros ojos y aventurar un futuro lleno de encantos.

De preferir prefiero...
No oír más quejas de poetas rotos y músicos desesperados,
ni aquellas poliédricas personalidades de ángulos y aristas desbastados.

Porque
de preferir prefiero,
sólo ir de su mano, aquí está la mía.
Y ahora anhelo la suya en este atardecer de la vida.

Porque de preferir, te prefiero.


viernes, 6 de enero de 2017

España Dividida. La Guerra Civil en Color.



Hoy os traigo una serie que quizás sea controvertida: España Dividida. La Guerra Civil Española en Color.

Muchas han sido las verdades y mentiras que se han contado sobre la Guerra Civil española. Los que la ganaron idearon una verdad – la suya –, con el tiempo, los otros buscaron la revancha plasmando una guerra y posguerra en versión distinta – su verdad –. 


¿Qué verdad sabemos o nos contaron?

Recuerdo, años después de la muerte de Franco – cuando terminaba los estudios de EGB – a mediados de 1978 un profesor nos dijo: “…la historia, la verdad no se sabrá en los próximos años. Si antes nos disfrazaron la verdad, ahora la teñirán de otro color. La realidad se sabrá dentro de cuarenta años; para esa época ya no estaré, pero vosotros sí la conoceréis”.

Después de cuarenta y un años de la muerte del dictador, este documental refleja una de las realidades más asépticas contadas. Ni los autollamados “nacionales” ni los denominados “republicanos” tuvieron la verdad absoluta; en ambos bandos se ejecutaron hechos terribles, juicios sumarísimos e incluso asesinatos en nombre de España y la libertad sin juicio previo. Los “y tú más” tan oídos hoy en día ya se dieron en aquella época. Políticos de uno y otro bando engendraron el odio de unos españoles contra otros.


¿Qué originó la Guerra Civil?, ¿una España dividida por la incultura?

La guerra se coció años atrás, no fue algo repentino. Un rey y unos gobernantes de espalda a la realidad de un pueblo, Cataluña como un problema de oportunismo político, una izquierda más revolucionaria que republicana, unos militares con el concepto de salvadores de la patria.

¿Se repite la historia? Los españoles nos merecemos conocer la historia real, para no repetir los mismos errores y horrores.

Quizás algunas de las cosas que veamos y escuchemos en este documental nos resulten poco agradables, conocidas o paralelas en la España actual:

o   El conflicto catalán.
o   La abolición de toda ley hecha por el signo político contrario.
o   Una izquierda moderada unida a una revolucionaria (el Frente Popular).
o   Los populismos.
o   Ideas revolucionarias (antisistema) que no funcionaron.
o   Un PSOE dividido entre revolucionarios y moderados.
o   Una derecha derrotista.

Lo cierto y patente es que parte del conflicto fue debido a la ineptitud política, otra parte fue participada por unos militares – muy distintos al concepto actual – que se creyeron salvadores de la patria,  y para finalizar la triada: la incultura popular.

En aquella España se dieron muchas circunstancias contradictorias. Dos ejemplos claros fueron:

a)    Militares republicanos aliados con monárquicos, el ejemplo estuvo en Mola y Franco. El primero, el instigador de toda la trama golpista, era republicano; mientras que el segundo, uno de los últimos en conjurarse con los insurrectos, era monárquico.
b)    Los partidos de izquierdas eran más revolucionarios que republicanos, incluso aquellos que hoy gritan ¡republica!, ¡republica!, ¡republica!


Una lección que podremos aprender de este documental:

Españoles, perdonad, pero no olvidad.
Aprendamos para no repetir.


Os dejo los enlaces de los tres capítulos que componen esta serie, así como el making off.



La serie: España Dividida. La Guerra Civil en Color.


Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

The making off