Dicen las malas lenguas que el andaluz no habla bien el castellano, incluso aquellos que ni lo saben hablar, se atreven a juzgar, y quizás lo hagan debido a su desconocimiento e incultura. Pues bien yo soy andaluz, y digo que se equivocan y menosprecian a un pueblo.
¿A
qué castellano se refieren cuando dicen que un andaluz no habla bien el
castellano?, ¿al que se hablaba en
península por el corrompido latín de los godos?, ¿al que hablaba el Cid y sus
hombres después del destierro que con los años no se entendieron con los
castellanos?, ¿o al que hablaban los Reyes Católicos?, ¿o quizás al hablado y
escrito en el siglo XVI?
Ahí
va una muestra de castellano de 1536:
AQUILAZE EL ILUSTRE…
ADELLANTADO MAIOR DE LANDALUZIA…
EL QUAL BIVIO COMMO QUIEN AVIA DE MORIR MANDO HAZER ESTE
SEPULCRO…
En
estas pinceladas castellanas se observa en su grafía la unión de palabras y la eliminación
de letras para economizar la escritura. Algo parecido a lo que hace el andaluz.
Déjenme
usted – que esto de “ustedes” es muy andaluz – que esboce dos o tres apuntes.
Cuando
la Constitución Española del 78 dice en su artículo 3 “El castellano es la lengua oficial del estado…”, los Padres de la
Constitución se equivocaron. El castellano, el que se hablaba en Castilla en
épocas de los Reyes Católicos, murió con Antonio Nebrija, primer zas para los
incultos de nueva cultura que se olvidaron de estudiar esto.
El
Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, que no castellana, se
refiere al castellano, en su primera accesión o acceso, como “Natural de Castilla, región de España”;
en su segunda, “Natural del antiguo reino
de Castilla”; y no es hasta en su noveno acceso cuando dice, refiriéndose al
castellano, “Lengua española, especialmente
cuando se quiere distinguir de alguna otra lengua vernácula de España”. Por
no mencionar que en la accesión décima y undécima se aclara como dialecto romance originario de Castilla
y como variedad del español,
respectivamente. Segundo zas.
Así
pues aquellos que suelen usar el paladar para pronunciar ciertas letras de
forma exagerada, o aquellos que emplean formas de pronombres personales de
objeto directo femenino como objeto indirecto para referentes femeninos, no
hablan mejor el español que los andaluces.
Cuando
alguien se ríe del acento andaluz o lo escenifica, quien lo hace manifiesta su
suprema ignorancia, porque el andaluz no tiene un solo “acento andaluz”. Tercer
zas.
En
Andalucía existen hablas andaluzas. No habla igual Granada que Cádiz o Almería,
un cordobés habla distinto a un sevillano; y esto es así, si nos referimos a
capitales de provincias, porque en sus distintos pueblos y comarcas sus acentos
son distintos y variopintos también.
Que
un pueblo tenga acentos no es nada extraño. En el habla inglesa también existe
esta diferenciación, ¡y en la española, también! No habla ni pronuncia igual
una persona de Elche que otra de Murcia, o un coruñés y un leonés, o madrileño
y un salmantino, o un zamorano que un zaragozano. ¡Y en Villanueva de la Serena
hablan distinto que en Castilblanco de los Arroyos!
Pero
ha sido la televisión y los humoristas graciosillos de turno que para tapar su
podredumbre, vergüenzas y escasez de recursos profesionales usan el estereotipo
del andaluz como de inculto, inocente y graciosillo. No voy a entrar a exponer listado
de andaluces ilustres, cultos y aventajados, ni méritos de Andalucía, porque en
la Cultura ya va implícito.
Cierto
es que el andaluz se aleja, en el habla, más del latín que el español o el
castellano que se encontró Nebrija; por eso es más eficaz, por estar más
alejado del latín; decimos más con menos. En una hora de andaluz se dice más
que en una hora de español. Por ejemplo:
“No pasó ná de ná”
“No ha pasado nada
de nada”
“Eres un papafrita”
“Eres una persona
que no vale para nada”
“Es un malaje”
“Es una persona
que no es simpática”
Y
si no, la triple a negación convertida en afirmación que sólo se da en Andalucía:
“No ni ná”
“Por supuesto que
sí”
Gracias
a un andaluz, Antonio Nebrija, sevillano de Lebrija, el español hoy disfruta de
forma ordenada de las partes de una oración: nombre, pronombre, artículo,
verbo, preposición, adverbio, conjunción y participio.
Un
último apunte. Cuando hablamos de habla materna, lo hacemos porque en antaño
eran las madres quienes enseñaban la lengua a sus hijos. Hoy somos 470 millones
de hispanohablantes. 39 millones hablan en español en sus distintas modalidades
(español de España).
El
70% de las mujeres que colonizaron América eran Andaluzas – en su mayor parte –
y Extremeñas (permítame, por favor, que las marque con mayúsculas), ellas
enseñaron a hablar a sus hijos el Andaluz que mamaron desde las entrañas, y
esta lengua se ha ido transmitiendo y mezclando, al igual que nos mezclamos los
andaluces con todas las culturas, pueblos y ciudadanos españoles que llegaron a
nuestra Tierra. Con esto podemos garantizar que somos 431 millones de hispanohablantes
los que hablamos andaluz y no todos lo hablamos igual.