Algo está haciendo mal la clase política, y no me refiero sólo a la española – que es nefasta –, sino en general y en particular a la europea. La lectura también puede hacerse en el sentido que algo estamos haciendo mal como sociedad, cuando permitimos que nos gobiernen aventureros de la política, psicópatas, populistas y personajillos del tres al cuarto llenos de odio y rencor.
Quizás no nos merezcamos la democracia y el estado de bienestar que hemos heredado.
Que existan populismos institucionalizados
como los de Le Pen, el M5S (anti sistemas en Italia, primera fuerza política),
La Liga (segunda fuerza política italiana, de extrema derecha), Vox, Podemos, Candidatura
de Unidad Popular (CUP), AfD (Alemania), Vlaams Belang (Bélgica) y otros,
seguramente tendrán su sentido y estarán cubriendo un espacio o hueco que han
creado los que llamamos partidos tradicionales. Sin embargo son catalogados,
por los “tradicionales” como un abono para fomentar la crispación.
El razonamiento se complica cuando miramos al otro lado del Atlántico. La irrupción de Donald Trump y su amenaza de volver a la presidencia de EEUU, con su nacional-populismo; o los gobiernos populistas y dictatoriales americanos como los de Cuba, Bolivia, Venezuela, por ejemplo. O la obcecación bolivariana de narcodictadores como Hugo Chávez y Nicolás Maduro, a quienes dimes y diretes aparecidos en prensa – y quizás acallados por motivos personalísimos y partidistas –, los sitúan en la presunta financiación de partidos políticos o movimientos desestabilizadores en el seno de la UE; ejemplo de ello son los “rumores fundamentados” sobre pagos a personajes como Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero o Gianroberto Casaleggio (M5S, Italia). O los famosos maletines del encuentro entre Ábalos Meco y Delcy Rodriguez, vicepresidenta venezolana que tiene prohibida la entrada en territorio de la UE, y que el gobierno de Pedro Sánchez le dio cobijo a cambio de no sé qué favores o prebendas.
Ahí queda la opacidad
absoluta de un gobierno, de un partido como el PSOE, que nos vendió más
democracia y transparencia que el anterior Ejecutivo. Todo mentira. ¿Hacia
dónde vamos como sociedad con la actual política?
Los votantes, creemos que votamos – en estados
democráticos – a nuestros representantes políticos en libertad, creemos que
votamos a ideas, idearios o ideologías definidas ¿Es eso cierto?, ¿o es lo que
creemos? ¿Los políticos que elegimos son los líderes ideales para dirigir el
devenir de nuestra sociedad?, ¿elegimos objetivamente el programa político que
nos muestran, o somos programados para elegir?
¿Elegimos a Pedro Sánchez o a las directrices que marca Iván Redondo(1)?,
a quién se le presume como ideólogo de la moción de censura contra Mariano
Rajoy. Hoy en día, este personaje, es el Director del Gabinete de la
Presidencia del Gobierno, y entre sus funciones está el diseño de la estrategia
del País a largo plazo.
También tenemos el caso de Podemos o Pablo Iglesias. ¿Se
vota a él, a su partido o a las ideas evolutivas del neofascismo francés al
nacional bolchevismo de Jorge Verstrynge(2)?
El propio Iglesias lo describe como precursor de Podemos, y no cabe duda que
fue su mentor.
¿Quién está detrás de Isabel Díaz Ayuso?, evidentemente
su jefe de Gabinete de Comunicación, Miguel Ángel Rodríguez. No cabe duda que
el envite en las últimas autonómicas por la Comunidad de Madrid, ha sido una
lucha político-profesional entre Iván Redondo y Miguel Ángel Rodríguez. A mí,
personalmente, no me cabe duda.
Curiosidad aparte menciono a otro estratega político de
éxito, Steve Bannon, quien fuera jefe de campaña de Donald Trump. También ha
asesorado o se ha visto vinculado a campañas de partidos de derecha y extrema
derecha, tanto de América como de Europa, como es el caso de: Frente Nacional
(Francia), Vox (España), AfD (Alemania), Frente NOS (Argentina), y otros muchos
más.
Lo cierto es que siempre hemos
estado expuestos a movimientos decididos por otros y padecidos por nosotros.
En Hispanía, con la invasión romana, eras ciudadano
romano o no ciudadano. Con la caída de la Edad Media dejamos de ser “siervos de
la gleba”, para convertirnos en artesanos o agricultores. Pero fue a raíz de la
Revolución francesa cuando comenzamos a ser vistos como “ciudadanos” manejables,
al servicio de una nueva clase política. Más tarde con la revolución industrial
pasamos a ser “productores” (meros servidores de grandes industrias). En el
siglo XX, con el crecimiento de la clase media, pasamos a ser consumidores y electores,
y la nueva economía nos devuelve al estatus de siervos de la gleba. Esta vez no servimos a reyes, duques, condes,
marqueses o grandes señores; sino a políticos (presidentes de gobierno,
vicepresidentes, ministros, presidentes de comunidades autónomas, de
diputaciones y demás adictos y adláteres del poder), sus impuestos y prebendas comienzan
a ser parecidos a los de la Edad Media.
En toda esta confusión y vaivenes, algunos ven un
ambiente militar enrarecido, como aquella carta dirigida al Rey, por parte de mandos
militares retirados; o el chat de whatsapp que dio tanto que hablar a finales
del 2020 sobre purgas y golpes de Estado. Y eso que la prensa española y
europea han evitado hacerse eco del segundo ruido de sables en Francia, donde
en una carta, dirigida a Emanuel Macron, 20 generales retirados y más de 1000
oficiales, alertan sobre un golpe de Estado en el país galo.
La preocupación puede acentuarse
cuando vemos que sistemas autoritarios como China, están cobrando un papel
hegemónico en el mundo occidental, al que pretende someter desde la economía
con una nueva economía de mercado, ¿o es una nueva forma de hacer política?
¿Existe un nuevo movimiento o cambio global dirigido por
nacionalismo y sistemas autocráticos dispuestos a restringir paulatinamente
derechos y libertades? No lo sé. Lo que es evidente, es que existen líderes
políticos o dirigentes opacos como Vladimir Putin, Donald Trump, Xi Jinping, y
otros menores que se extienden de forma estratégica por otros países y
continentes.
La estrategia geopolítica de algunos países no excluye
el ámbito militar, ni las nuevas armas. Recordemos a la viróloga Li-Meng Yan
que huyó de China en 2020 que, muchos
quisieron acallar y ridiculizar, ya anunciaba como el SARS-Cov-2 no procedía de
la naturaleza y la denunciaba como arma. La semana pasada el periódico nacional
The Australian, reveló un documento de científicos chinos, donde ya en el 2015,
revelaban la experimentación de un arma biológica genética, describiendo los
coronavirus del SARS.
En toda guerra importante hay heridos, muertes,
destrucción de infraestructuras, vencedores y vencidos. Los vencedores suelen
ayudar a los vencidos a reconstruir lo destruido (pensad sólo en la 1ª y 2ª
guerra mundial). Los vencedores someten a los vencidos e imponen un sistema geopolítico
y económico que les beneficia, haciéndolos dueños y señores de un mundo que
gestionaran a su antojo. Tiren de historia y recuerden cuál fue el armisticio
de la Primera Guerra Mundial. ¿Recuerdan la Segunda? Desde el fin de aquella
guerra, los índices de paro en EEUU descendieron de forma exponencial hasta
nuestros días; y de su economía no vamos a hablar. Se dieron cuenta que con
guerras externas y gestionando la economía, dominaban a un mundo entero.
La economía y producción mundial se paralizó. Mientras todos
estábamos confinados, China tuvo material, excedente y producción suficiente
para el consumo interno y para vender respiradores, mascarillas, EPIs, material
sanitario y otros productos necesarios, al mundo entero. Países occidentales
han mirado al gigante asiático como nuevo aliado. ¿Es un cambio de sheriff
mundial? La guerra por el dominio económico mundial entre los dos gigantes
USA-China está siendo ganada, por el momento, desde Asia. Mientras tanto, a día
de hoy, algo más de 156 millones de infectados y más de 3.260.000 de fallecidos.
¿Cifras de pandemia o de guerra?
De PolíticaTM
(1) Llevó a Xavier García Albiol (PP) a la
alcaldía de Badalona. Asesoró a José Antonio Monago (PP) a la presidencia de la
Junta de Extremadura. Asesor de Antonio Basagoiti Pastor (PP – País Vasco).
Ideólogo de la moción de censura a Mariano Rajoy.
(2) Profesor universitario
de Ciencias Políticas. Pasó de presidente de Alianza Popular (partido fundado
por Manuel Fraga) a las filas del PSOE, del PCE e IU. Precursor de Podemos y
mentor, sin duda, de Pablo Iglesias.