Errores de la vida. Siempre
dije que mi primer senderismo – cuando aún éste no estaba normalizado por
nuestra legislación – lo realice durante el puente del uno de mayo del 92. Recuerdo
que tardamos algo más de dos días en cubrir el trayecto entre Almadén de la
Plata y el pantano del Pintado. Me sentí orgulloso de ello, fue mi primer
trazado y organización de un evento de envergadura. Caminos, arroyos, vados,
cortados, buitreras, montes y otros hitos fueron medidos en aquel mapa.
El ego humano es así. Retrotrayendo
la mente he sido consciente de mi error, mi primer senderismo lo realice en el
verano de 1977 con mi padre, cuando contaba doce años. La vía pecuaria entre Castilblanco
de los Arroyos y la ermita de San Benito fue una línea de vida marcada. Yo la
acepté y la heredé.
A aquella ermita acudí
cuando me rebelé contra Dios, y cuando – suplicando perdón – volví a Él.
Aprendí que siempre habrá un lugar para el refugio.
Hoy he vuelto a realizar,
con mi padre, el mismo senderismo, “el
último senderismo” juntos.
Ambos conocíamos el lugar,
tuvimos los mismos sentimientos y apegos. Y conforme a su voluntad, todo fue
justo y perfecto.
Volveré.
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