miércoles, 14 de abril de 2021

Llega la noche y tengo frío.

 

Llega la noche, sabéis ¿qué pasa? Que algunas noches vuelvo a ser aquel niño, aquel niño solitario, pareciese asocial a veces, otrora meditabundo que hablaba solo porque no tenía con quién hablar, las cosas de niños. Con una exorbitada fantasía de filigranas envidiables que aún hoy perdura.

 

Una tartamudez venida, provocada – decían algunos –, una timidez excesiva o este niño es un viejo – según otros –; sólo los paseos con mi abuelo o el laboreo en el corral con él, me salvaban de aquel ostracismo. Alguien a quien preguntar, alguien quien respondía más alto que mi entendimiento, alguien quien alimentaba el alma.

 


A veces, me busco dentro, para hablar conmigo, como antes hacía, en la soledad deseada viendo llegar la que no quiero. Ahora, hablo con vosotros.

 

Cloto sigue hilando – déjalo ya –. Laquésis midió en el inicio y sigue calibrando, no le encuentro el sentido. Átropos, con las tijeras en la siniestra – haz tu trabajo de una vez. ¡Oh diosas de la Noche!, sed dulces conmigo.

 

Ya os dejo en paz, buenas noches. Gracias.


No hay comentarios:

Publicar un comentario