Tú, pequeñita, bonita y serrana que tantos
momentos de paz diste a mi vida. Me acogiste, en tus brazos, cuando la mar me
hizo zozobrar y cuando el fuego de la ira calcinaba mi alma. En tu seno descansé
cuando mis lágrimas se confundían con la mar.
Tanto si me rebelé y al cielo grité por groseras influencias, o cuando al mismo cielo supliqué; siempre estuviste ahí, blanca y encalada, mirando a la sierra y a ese valle de un Víar con el que siempre soñé. Un día, de pequeño, me enseñaron tu camino; y a ti volveré siempre, siempre por caminos torcidos, subiendo cerros y cruzando arroyos, en compañía o en soledad, siempre volveré.
Me gustaria conocer esa ermita,blanca serena llena de paz de esa paz que tanto añoro dentro de mi
ResponderEliminarFísicamente puedes encontrarla en la soledad de cualquier ermita, cuando nadie interrumpe la paz ansiada por el alma.
EliminarSimbólicamente está dentro de ti, en lo esencial. El hombre (como ser humano) ha razonado a Dios, o a su dios, y lo ha apartado de su vida. – ¡Ya no es esclavo, ya no está sometido a nada superior! –, hora sin darse cuenta se somete a dioses menores.
Hemos vendido nuestra serenidad interna por las urgencias de nuestro día a día, lo perenne y originario, por lo novedoso, el éxtasis por el vértigo. Hemos olvidado nuestra propia riqueza natural por las cosas nunca hechas. El hombre es feliz cuando hace y desarrolla lo que le es dado, sin embargo – hoy – esas cosas se harán cuando haya tiempo.
Ahora nos hemos sometido a la locura medida y veloz del dios Kronos, hemos caído en la trampa de su "cortoplacismo". El tiempo ha secuestrado a la propia vida del hombre.
Y ahora, piensa..., ¿dónde encontrarás esa ermita?
Sin duda alguna, Manuel, en los días de soledad que tanto disfruto ...
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarA ti Manuel que tanto te gusta la naturaleza y los monumentos ¿conoces Sintra en Portugal?puedes hecharle un vistazo en goglee.Espero te guste.
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