martes, 19 de febrero de 2013

De populistas y generales





Después de los recortes, las bajadas de salarios y derechos, las masivas pérdidas de empleos, los desahucios e insultos a la inteligencia popular, toca meterles miedo a los ciudadanos. Para ello, la señora Cospedal – que por lo que gana no debe de tener problemas económicos – se despacha y advierte a la ciudadanía que está de moda atacar a los políticos, y recomienda no echar más gasolina. Y espeta textualmente: “cuando la política desaparece, ganan fuerza el populismo y lo generales”.

Mire por donde convengo con usted, señora Cospedal, que está de moda atacar a los políticos. Pero la verdad es que la clase política ¡lo pone tan fácil!, tanto de un partido como de otro, o de cualquier otro partidillo de calado bajo. Y para que nos entendamos le pondré algunos ejemplos del “mundillo democrático nacional”, seguro que le sonarán algunos:

EREs, Nóos, Campeón, Bárcenas, Alcorcón, Millet, Gürtel, Gescartera, Pretoria, Malaya ,Pallerols, PSV, Naseiro, Petromocho, Tramas urb. PSOE, Forcem, Del Lino, Casinos, Filesa, Roldán, Expo 92, Zamora, Jaume Matas, Palomino, Fondos reservados, Flick, Juan Guerra, Matsa, Godó, Villalonga, Tabacalera, Cesid, BFP.


Y, para más detalle, la cuantía que se baraja en la gestión de estos escándalos no se estima inferior a los tres mil quinientos cincuenta millones de euros. Como sabrá usted, señora Cospedal, en estos casos hubo implicación – o como quiera llamarlo, presunta implicación – tanto de miembros del PSOE, PP, CiU, UGT, del desaparecido GIL, amigos, primos, hermanos y demás parentelas. Por supuesto que hay más, pero resulta todo tan grosero que para qué seguir. ¿Sabe usted?, da igual que haya implicados o presuntos implicados; lo alarmante es que en política ocurre como con la mujer del César que además de ser honrados hay que aparentarlo.

Cuando se juega desde la oposición a ser martillo pilón del gobierno – por el mero hecho hacerse notar, sin más –, o cuando desde el gobierno se ejerce el rodillo – por el placer de hacerlo –; en estos casos se hace política con minúsculas. También se hace política con minúsculas cuando se consiente, se ampara o se hace la vista gorda con los casos de corrupción. Bajo esta perspectiva, tengo la impresión que tanto PP como PSOE y otros minoritarios han hecho política de vuelo rasante (la que desvirtúa a la política misma).

Por contra, se hace política con mayúscula cuando a la menor duda sobre la honorabilidad política, sobre la transparencia en la gestiones, el político en cuestión dimite, no escandaliza la vida pública y facilita la acción de la Justicia. Se hace política con mayúscula cuando el político tiene como objetivo y fin la felicidad de los ciudadanos, y no es prioritario el beneficio y rédito partidista.

Ya no es época de más despotismos ilustrados – aquel cuento de antaño: todo para el Pueblo, pero sin el Pueblo – ni de inculcar miedos (como hacía aquel personaje chirigotesco y parlanchín del PSOE, ¿cómo se llamaba, Alfonso...?). Señora Cospedal, es época de estar cerca de los votantes, cerca del ciudadano, oyendo y escuchando sus necesidades y generando soluciones, esa sí que es tarea del político.

El mal político, el que destruye la política, es aquel que con buenas palabras y medias verdades adula al que confía y silencia al que protesta. El político nefasto es el que miente, y mentir es no decir toda la verdad.

El fin de todo gobierno, señora Cospedal, debe ser el bienestar de la nación. Hoy por hoy, eso no se da. Porque bienestar es todo lo necesario que nos hace falta para vivir bien (por ejemplo una casa digna, un trabajo, una promoción profesional, futuro...), son conceptos tratados en nuestra Constitución. Y después de algo más de treinta y cuatro años de democracia, ustedes – los políticos – nos han llevado a un punto donde los desahucios tumban a familias enteras, la tasa de desempleo es tan humillante que jamás se ha conocido, han creado diferencias entre los jóvenes que estudian o intentan estudiar y una mayor separación entre el que tiene y el que no. Están acabando con la clase media. La desesperación, la desesperanza y la humillación llegan ya a tantas familias que es raro encontrar una sin desempleados y/o desahucios a la vista. El futuro a diez años está condenado por la tendencia negativa en investigación. Señora Cospedal, investigación es garantía de desarrollo y el motor que mueve a una sociedad próspera.

La Sociedad – como Pueblo –, soberana de sus derechos crea a los gobiernos para que rijan el devenir de su ordenamiento. Pero cuando estos gobiernos o sistemas son perjudiciales o abusivos y actúan menoscabando el bienestar, el Pueblo está facultado para quitarlos en cualquier momento, o bien repelerlos con la virulencia necesaria.

Estamos en el punto de oír nuevos versos que endulcen los momentos, es época de cambiar de rumbo. Si ustedes los políticos tradicionales, señora Cospedal, no lo consiguen, y continúan agrediendo a la Sociedad, sometiéndola de forma destructora como granjas explotables; el Pueblo evidentemente hablará, y en ese momento habrá acabado con monarquías, sistemas y castas políticas.

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