jueves, 23 de abril de 2020

Me sobran políticos.

Los cobardes agonizan muchas veces antes de morir… 
Los valientes ni se enteran de su muerte (Julio César)




Vivimos en el 2020, donde debiéramos haber dejado atrás a lacras tan repugnantes como el fascismo, el marxismo o el leninismo (extensión del segundo, pero con más mala leche) que tanto mal hicieron al mundo, y tantas muertes generaron. Debiéramos haber superado la esclavitud de la prostitución, pero que va, sigue aún ahí en nuestros días, incluso hay periodistas sin pundonor que se venden a ambos lados por un trozo de pan, un plató o un trato de favor del político de turno que con dádivas de lo ajeno compra voluntades.
 
La política siempre la vi como el bello arte de lo social, de esa entrega desinteresada por el bien común. ¡Qué ingenuo! En España, vuelven a aparecer los incendiarios, como aquellos de la 2ª República, o los hi de putas que decidieron los cantones que tanto enfrentó a pueblos, comarcas y provincias. Una época, convulsa y de guerras, que supuso la vergüenza de esta Nación. Fueron políticos sin ideas de progreso que sólo pensaban en enrarecer la opinión del Pueblo para obtener su rédito. Sí, y digo que son incendiarios porque son ellos, los políticos, los que crean las rencillas, los odios, y las guerras. Un médico, un taxista, un carpintero, un mecánico, un arquitecto…, no forman las guerras; suelen vivir en la paz de sus trabajos y en el disfrute de sus familias. Los políticos, esa “casta”, que vive del sudor y el esfuerzo de los demás que su cometido no debiera ser otro más que gobernar el interés general, para crear la felicidad de quien le otorga ese don del poder, se están convirtiendo en un estorbo para la paz. Aún existen algunos dignos, con una dignidad intacta, pero en peligro de extinción por la ambición de sus aparatos de partido.

Quizás una guillotina – como pasó en Francia – hace siglos hubiese disuadido, hoy día, a muchos aventureros de la política que vienen a incendiar, y suelen vivir de los demás. Quizás nos sobren políticos y después de que esto – de la pandemia   pase, el Pueblo deberá rebelarse y echarlos a todos como al gallo de Morón, sin plumas y cacareando. Mucho me temo que con el tiempo el Pueblo se harte de ellos y ocurra como en Roma, que prescindamos o le quitemos importancia al Senado y focalicemos todo el poder, en alguien que se erija como defensor de los derechos de la plebe. Así que cuidado con las mentiras, las posturas autocráticas, los excesos y los gobiernos tiránicos.

– Me joden los profetas – fue la expresión de un antiguo amigo, hermano en el trato, cuando tiempo ha ocurrió lo que se expuso con antelación. 


Pero no soy profeta, sólo atiendo a la historia, y ésta a veces, sólo a veces, se repite. 

El que pueda entender que entienda; el que no que siga en su error.


De PolíticaTM

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