jueves, 30 de abril de 2020

Iglesias, el nuevo Lenin. Ideales para desangrar España.



Iglesias como Lenin practica una izquierda revolucionaria y de una rigidez dogmática asombrosa unida a la seguridad en sí mismo – quién no piense como él, está contra él y es un antipatriota –.  La palabra “patria”  la usa como propaganda ideológica. Y la sociedad actual más que ideologías necesita soluciones reales dentro de una gestión en el ámbito europeo y económico común. 

Su incoherencia es asombrosa, mientras critica a otros por el uso de la Bandera de España, se apropia de la palabra “patria” para definirla a su antojo y necesidades. Designa a otros como antipatriotas por tener sus ahorros en paraísos fiscales y recientemente se ha demostrado en juicio que estuvo cobrando de Venezuela en un banco de un paraíso fiscal.

Como Lenin se crece cuando sus seguidores lo encumbran en un sentimiento cuasi mesiánico. Es extremista en sus posiciones, y tolera mal a su oposición a quien  la encuadra como equivocada o malévola. No sería de extrañar que su talante violento, porque lo tiene, desemboque en la represión a sus adversarios políticos. Ya el pasado 29 de abril exhortó con aquello de: “Les aseguro que España y nuestro pueblo, una vez más, como en el siglo XX, se quitarán de encima la inmundicia que ustedes representan”.  Muchos han visto en esa alusión del siglo XX, las palabras de la Pasionaria a Calvo Sotelo: “Este hombre ha hablado por última vez”. Veintiséis días después, el político español fue secuestrado en su casa por la Guardia de Asalto al mando de un oficial de la Guardia Civil y vilmente asesinado por un socialista, guardaespaldas de Indalecio Prieto. 

Este odio que aún expele este tipejo que ha llegado a ser vicepresidente es peligroso para el sistema político, social y económico de España.

Lenin acabó con los derechos políticos de los ciudadanos y sus libertades. Éste, el Lenin español, junto con su perrito faldero, nos ha eliminado – como prueba o experimento – un derecho fundamental: el de la libre circulación por España y el de elegir residencia. Amparándose en la crisis del Covid19 nos ha eliminado el art. 19 de la Constitución, y esto no se puede hacer bajo un estado de alarma.

Como Lenin es un propagandista, y se jacta de ello, que con bulos o medias verdades y miedos quiere influir o manipular a la población. Recordemos aquello que frente a Educación o propaganda, él prefería propaganda.


Lenin promulgó la censura de prensa en aras de luchar contra la contrarrevolución.  Iglesias, en un Estado Democrático de Derecho, de la mano de Marlaska y con el consentimiento del Gobierno de Pedro Sánchez, o de forma colegiada han experimentado con esto. Ese es mi parecer y el de gran parte de la prensa española, a raíz de las declaraciones del General José María Santiago (Jefe del Estado Mayor de la Guardia Civil)  y de María Isabel Celaá. El primero manifestó: "estamos trabajando en minimizar ese clima contrario a la gestión de crisis por parte del Gobierno". Esto es cizallar la opinión contraria a la acción del Gobierno. Se ha podido verificar que el 15 de abril el Estado Mayor de la Guardia Civil emitió un escrito con esas instrucciones. Para corroborarlo, y hacer hincapié, la ministra de Educación y Formación Profesional se explayó diciendo: "No podemos aceptar que haya mensajes negativos, en definitiva falsos"; en definitiva, lo que es una crítica a la acción de gobierno – que es un derecho democrático – lo iguala a la falsedad, a su antojo, capricho o delirios enfermizos de una izquierda desbocada en sus exceso de saliva o baba. Lo que en manos de un gobierno y su retorcimiento se llama censura.

Iglesias, al igual que hizo Lenin, quiere transferir la propiedad privada al Estado, para después ponerlas en manos de sus amiguetes. Y por eso apela al art. 128 de la Constitución, sin antes haberse parado en el art. 33. Incluso quiere apropiarse de los ahorros de los españoles.

En la España de hoy, con Iglesias en el poder, está ocurriendo exactamente igual que en la Rusia de Lenin. Y quiero recordar que eso condujo al comunismo de guerra. Lenin buscaba el control político de la economía. Su frente era la burguesía, pero todo se le enquistó en el aspecto financiero y en su nula experiencia en cómo afrentar una nueva economía. Iglesias es sólo un teórico político, sin ideas ni experiencias de gestión, con la pretensión – y esta crisis le ha servido de catalizador – de intentar impulsar su enfermiza obsesión por apoderarse de los bienes de los demás (empresas y ahorros) para comenzar un nuevo sistema político desde el inicio, un nuevo régimen. Rompiendo el estatus quo que los españoles establecimos en el 78. Todo ello bajo el paraguas del miedo, porque es sabedor que la sociedad cede su libertad ante el miedo. Existe una máxima, que los políticos como él saben: El pueblo a mayor sensación de peligro cede su libertad en aras de protección.
Pero Iglesias se encuentra con una UE no muy a favor de sus ideologías, de sus métodos económicos, de su ruptura de Derechos, de su concepto de libertad; continuar con sus intentonas sólo nos puede conducir a un aislamiento, al comunismo de guerra.



Con las amenazas realizadas a adversarios políticos – convirtiéndolos en enemigos –, con las amenazas de expropiaciones a los empresarios y ahorradores, a la prensa, insistiendo en las injerencias en las decisiones del Poder Judicial, su deslealtad para con el Jefe del Estado y la Constitución, su inclusión en asuntos del CNI, etc., a este individuo sólo le queda formar, como en la II República, su guardia pretoriana – la Guardia de Asalto – y reestablecer nuevamente las Checa para aplastar cualquier resistencia.

Su violencia es tal que se jacta de proclamar cómo se emocionaba – alegrándose – al ver a unos manifestantes dándole una paliza a un policía, o como entiende él las manifestaciones – de forma bronca y masculina –;  o cómo azotaría a una periodista; quizás por su atractivo o por sus criticas u opiniones, o como resuelve él las situaciones, a hostias, hasta partirse los nudillos. Este es Pablo Iglesias. Sin duda, me resulta un ser violento, inapropiado para este país y esta sociedad. Inmundicias de esta catadura sólo tienen cabida entre los reaccionarios, violentos y escasos de luces que se dejan embaucar por este personaje de triste figura.


La vida nos enseña que por muchos estudios que tengas, tienes que demostrar tu talento y valía. Este señor es un mero adjunto que daba clase cuando el Catedrático de turno no podía. Detrás de él estaba el bedel de la facultad, él no tenía más responsabilidad que un administrativo. Su único mérito ha sido embaucar con populismo a una masa que cada vez cree menos en él. Y si quiere apuntarse cosillas…, dejémosle Bolivia y Venezuela.

Practicar con políticas comunistas no es un buen ejercicio para nuestro país. No han dado resultado en ningún lugar (la URSS, China, Cuba, Venezuela…). Dudo mucho que España necesite esto, ni creo que los españoles estemos para experimentos de teóricos sin ideas.

Esta pandilla de Podemos solo ha jugado con quien ha podido. Desde mi percepción es un simple camorrista, aventurero de la política que con su caterva de colegas ha venido – como cualquier extremista -  a calentar el ambiente, enrarecerlo, formar broncas, sacar el máximo provecho y obtener réditos para sus arcas. No es de más pelaje el borrico.

De PolíticaTM

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