Decía mi abuelo que “la Feria de Sevilla, era el orgullo del sevillano y la alegría del mundo entero; donde lo mismo se divierte el pobre que se luce el millonario”.
“¡Qué mal rayo te parta!”, o “en gorrión te conviertas y en manos de niños te vea” ¿Cuál de las dos maldiciones gitanas quieres?
Ni el enjuto de Marlaska, con
su pinta de malpario, ni su Santi cotilla
que husmea nuestras redes podrán quitarme que viva la Feria.
Por si quieren espiarme, el domingo tengo almuerzo con pescaito, manzanilla y la mejor compañía, y por la tarde voy a los toros – y eso que a mí no me gustan –, pero por rebeldía y por joder, voy. ¡Que me he sacao el abono de toa la Feria!
Y el miércoles, por la noche,
¡también voy a la Feria! ¿Te vienes?
Ah…, y no voy a dejar atrás
el chocolate con churros al amanecer del sábado de Feria. Y bailar, voy a
bailar, le pese a quien le pese, y lo digo por ese malaje con coleta que
ya gritó – porque él lo dice tó
gritando y enfao – que si gobernaba
nos quitaba la Semana Santa. Espero que la gente haya escarmentao y no lo voten más. Porque éste es de los que piensan que la Feria es para la élite, menua casta la suya.
Voy a sudar manzanilla por los poros, manzanilla sanluqueña, ná de esa mariconá de rebujito, ¡manzanilla!, manzanilla de Sanlúcar.
Y los buñuelos de esas
gitanas de la placita que se adorna en Manolo Vázquez, ¡que no falten!
Así que Sevillanos tós, ¡hay que rebelarse y hacer lucir
nuestra Feria y el Alumbrao!, que ni el
malaje coleta, ni el pasmao de Sánchez nos quiten la alegría de una Feria que
se asoma al Guadalquivir para anunciarle a Dos Hermanas y Jerez que preparen la
suya que pa´yá vamos.
Y tú, Fernandito Simón, queate en tu casa, pájaro de mal agüero,
no nos traiga ese mal vagio con el
que nos espeta tó los días.
Yo prefiero gritar aquello
que un día escribí:
¡Es primavera!, y Sevilla se altera. Y mi amor por ti estalla en lúcida mañana de Ramos o en mediodía de enganches de caballos. ¡Vente, vente niña, conmigo a la feria! Que los bordados mantones, los vestidos de volantes en grana y verde, los farolillos y las castañuelas, las borracheras y las luces del real; no podrán con la luz de tu cara repleta de alborozo y reflejada en albero de feria. Porque tú eres el ángel que con su luz iluminas la estrella que guía la vida del que escribe y espera.
Así pues ¡Sevillanos! nos vemos por Costillares, Pascual
Marquez, Chicuelo o Gitanillo de Triana. En esta última estoy yo, al final,
casi lindando con la calle del infierno, en “Los de Don Bosco”. Manzanilla de
Sanlúcar, finito de Jerez, pescaito frito al más puro estilo sevillano y el
adobo más rico que jamás hayas probao,
alegría trianera y ganas de pasarlo bien.
¡Sevillanos…!,
¡nos vemos en la Feria, toa llena de
albero!
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